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Los radiadores eléctricos pueden ser opciones fantásticas para disfrutar del confort térmico en tu vivienda. De hecho, son soluciones muy populares por su facilidad de instalación, bajo mantenimiento y su cada vez mejorada eficiencia energética.
Sin embargo, el éxito de tu elección va a residir en que elijas el radiador que realmente necesitas, y para eso, te invitamos a repasar las ventajas y aplicaciones específicas de los emisores térmicos, radiadores de fluido térmico o los acumuladores, entre otros muchos.
Sigue leyendo y descubre cuáles son los mejores radiadores y qué tecnología es más eficiente. ¡Vamos allá!
Para comenzar nuestro análisis, te vamos a ofrecer una panorámica de los principales tipos de radiadores que existen y de sus características más relevantes.
Funcionan con aceite mineral en su interior que se calienta por efecto de una resistencia interna. El calor se transfiere al ambiente por radiación y convección.
Esto les permite ofrecer un calor prolongado que se va liberando de manera gradual, es decir, tiene una buena inercia térmica. Son una buena solución para un uso continuo.
En este caso, lo que se calienta es un líquido especial que cuenta con mejores propiedades de transferencia del calor que el aceite. Así, pueden ofrecer una respuesta más rápida y eficiente.
Además, los modelos más modernos de estos emisores térmicos incorporan termostatos digitales para poder programar con precisión su funcionamiento.
A diferencia de los radiadores de aceite, los emisores térmicos secos calientan las estancias más rápido, pero el calor es menos duradero.
Suelen ser una buena solución para usos puntuales, aunque requiere de una programación eficiente para que no se dispare el consumo de electricidad.
Estos radiadores distribuyen la energía térmica de manera homogénea gracias a su diseño, y funcionan muy bien en espacios medianos y grandes.
Son eficientes porque proporcionan una alta inercia térmica.
El calor que proporcionan estos radiadores es inmediato, pero localizado, y su consumo es menos eficiente que los tipos que acabamos de compartir contigo.
Por ello, suelen recomendarse para un uso puntual o de apoyo. Una opción interesante para este tipo de usos es la calefacción por infrarrojos.
Los acumuladores eléctricos almacenan calor y lo liberan gradualmente.
Este sistema te ayuda a ahorrar energía, pero sin renunciar al confort térmico, puesto que puedes cargarlos durante la noche o en las horas de luz más baratas de tu tarifa eléctrica, y utilizarlos cuando su precio es más elevado.
Si nos centramos en la eficiencia, los radiadores eléctricos que lideran la clasificación son aquellos con tecnología cerámica o con fluido térmico, sobre todo los modelos que incluyan algún tipo de control inteligente de programación horaria como los termostatos digitales.
En todo caso, a la hora de elegirlos, presta atención a los factores que definen la eficiencia energética:
Más allá de las características propias del aparato, un factor esencial es el aislamiento térmico de tu hogar. Si no es bueno, tus sistemas de calefacción van a utilizar más energía de la necesaria debido a las pérdidas de calor.
Los radiadores cerámicos y los de fluido térmico calientan de forma más estable y homogénea, mientras que los emisores secos o de mica proporcionan un calor más rápido, aunque menos duradero.
Sin embargo, la respuesta en este caso no es sencilla o, mejor dicho, todo depende de qué entiendas por calentar mejor. Por ejemplo, si entiendes “mejor” por calentar más rápido, los radiadores de mica o secos son los que te convienen.
Ahora bien, si lo que necesitas es un calor duradero y homogéneo, los cerámicos y los de fluido son buenas opciones.
En cambio, si vas a utilizarlos de manera puntual, aquí los halógenos o infrarrojos calientan los objetos y personas que tienen cerca, y pueden servirte de apoyo para no disparar tu consumo aumentando la temperatura de manera centralizada con otro sistema.
Si nos centramos en el consumo, los radiadores ganadores son, según las comparativas que hemos consultado de diversos fabricantes, los cerámicos, los emisores secos y los acumuladores, estos últimos siempre que aproveches las tarifas de luz nocturnas competitivas.
Para que puedas simplificar la elección del radiador eléctrico ideal para ti, considera estos factores:
Y por último, valora en tu estudio otros sistemas de calefacción para tu hogar más eficientes como la aerotermia, combinados con sistemas de distribución que te permitan zonificar tu casa como los fancoils o el suelo radiante refrescante, o también sistemas híbridos controlados mediante domótica.
Y si hablamos de ahorrar, busca una tarifa eléctrica competitiva adaptada a tus hábitos de consumo.
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