
¿Quieres calentar tu casa sin hacer obras? Descubre sistemas de calefacción sin instalación: eléctricos, de gas y más. Guía clara y comparativa completa.
Elegir entre todos los tipos de sistemas de calefacción puede convertirse en un gran reto, ya que no solo existen diferentes fuentes de energía, sino también diferentes tipos de instalaciones. Factores como la zona climática de tu vivienda, el aislamiento o el uso que le vas a dar a tus equipamientos son determinantes para saber qué tipo de sistema de calefacción puede irte mejor.
La inversión inicial es sin duda otro factor importante, no obstante debes analizar una variable crucial: el consumo de energía a largo plazo.
Queremos aportar un poco de luz al maremágnum de posibilidades hablándote de 9 tipos de sistemas de calefacción para tu casa organizados según el tipo de energía que consumen y por cómo se instalan.
El primer paso para elegir el tipo de sistema de calefacción ideal para tu casa es conocer qué factores debes tener en cuenta.
Piensa que la calefacción representa más de la mitad de la energía que consumes, por lo que elegir el sistema de calefacción adaptado a tus necesidades se antoja esencial para poder ahorrar.
De modo que elegir el mejor sistema de calefacción para el hogar viene condicionado por:
Muchos de estos elementos se tienen en cuenta en la arquitectura bioclimática orientada a limitar las pérdidas energéticas de todo el edificio de manera integral, algo que permite alcanzar un más que significativo ahorro en el consumo de energía.
De todas las fuentes de energía para sistemas de calefacción, el gas natural en circuitos de calefacción centralizada y la electricidad en elementos individuales o circuitos alimentados por una bomba de calor son las más extendidas. Aunque hay otras muy eficientes de las que también te vamos a hablar.
El gas es una de las fuentes de energía más utilizada para la calefacción en sistemas de circuitos de radiadores, suelo radiante, etc.
En las ciudades, el más utilizado es el gas natural que ofrece un abastecimiento continuo de energía con un alto poder calorífico y ha ido sustituyendo poco a poco a las calderas alimentadas por gasóleo.
Sin embargo, en zonas en las que no llega el suministro, se suele reemplazar por gases licuados del petróleo (GLP) como el gasoil o el propano. El butano en menor medida, por la capacidad de las bombonas. Por ello suele utilizarse de apoyo en estufas catalíticas, por ejemplo.
Un dato que debes tener en consideración es que la Unión Europea, a través de la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios ha prohibido desde 2025 los incentivos para nuevas calderas de combustibles fósiles, incluidas las de gas natural.
Sin embargo, también has de saber que una de las grandes apuestas de futuro es el biometano, un biogás que puede inyectarse en la red de distribución de gas natural y puede utilizarse en calderas de gas, siempre que hayan sido adaptadas.
La electricidad como fuente de energía se ha beneficiado de grandes avances tecnológicos que permiten sacarle el mayor partido con sistemas de calor por aire alimentados por bombas de calor inverter que ofrecen además refrigeración en verano.
Este es el caso de la aerotermia que se sirve además del calor del aire exterior para rentabilizar su consumo eléctrico, puesto que han sido concebidas para un uso continuado no puntual.
De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha concluido en un estudio realizado en 2023 que la bomba de calor aire-aire es el sistema de calefacción con la mejor relación entre coste y rendimiento. Asimismo, subraya los beneficios de instalar un sistema de aerotermia aire-agua, entre los que destacan su versatilidad (se puede utilizar para calefacción, pero también para refrigerar en verano), y su elevado rendimiento que puede suponer un 380 %.
La electricidad te ofrece la posibilidad de optar por elementos individuales de apoyo o refuerzo para estancias con necesidades específicas gracias a radiadores, calefactores y convectores eléctricos de bajo consumo.
Elijas la solución que elijas, si utiliza electricidad como fuente de energía o de apoyo, la tarifa eléctrica que tengas contratada va a resultar determinante en el impacto final en tu factura de luz.
Este tipo de sistemas de calefacción de autoconsumo puede proporcionar energía térmica para abastecer instalaciones de calefacción y ACS o bien eléctrica a través de instalaciones fotovoltaicas.
La inversión inicial es importante, pero es una de las posibilidades que debes valorar, sobre todo, en casas aisladas sin abastecimiento de energía y que puedes combinar con otros sistemas de energía renovable.
La biomasa es el aprovechamiento de la materia orgánica para fines energéticos como los residuos forestales, agrícolas, industrias forestales, cultivos energéticos y residuos orgánicos de las ciudades.
Se trata de un combustible barato, ecológico y eficiente, por lo que se ha convertido en uno de los elementos clave para reducir el uso de combustibles fósiles en los próximos años, dado que supone un balance neutro de CO2, cerrando así el ciclo iniciado por las plantas durante su crecimiento.
Puede alimentar elementos como estufas de pellets o una caldera de condensación que suministre un circuito de radiadores.
La biomasa se muestra como una buena alternativa en las viviendas que no tienen acceso al gas natural, máxime para aquellas que se encuentran en climas muy fríos.
La geotermia se basa en el aprovechamiento del calor almacenado bajo la superficie terrestre proveniente de volcanes, aguas termales, fumarolas y géiseres. Es un sistema de calefacción ecológico y muy eficiente que puede alimentar sistemas de suelo radiante o circuitos de radiadores de baja temperatura.
Su instalación requiere de un presupuesto elevado, pero la geotermia permite ahorrar energía a largo plazo.
No existe un sistema de calefacción que sea el idóneo para todos los casos, sin embargo, el sistema más extendido por su comodidad y el confort que brinda es el circuito por radiadores de agua caliente.
Empezamos por ellos pero fíjate en los otros 3, ya que quizá puedan adaptarse mejor a tus necesidades.
En los núcleos urbanos la instalación suele estar formada por una caldera de gas (generalmente es de gas natural aunque si no hay suministro pueden funcionar con propano, gasoil o butano) que abastece un circuito de radiadores, principalmente de aluminio por su inercia térmica.
Se trata de una gran opción para casas grandes y frías que, además, permite la zonificación de los espacios que no se usan para facilitar el ahorro de energía.
En este caso, los radiadores son sustituidos por tuberías de agua caliente o por resistencias eléctricas bajo el suelo. Ofrece un gran rendimiento a baja temperatura y funciona con una caldera que puede alimentarse de gas, paneles solares o electricidad.
Brinda una sensación de confort muy agradable, aunque su inconveniente es que para instalarlo hay que levantar el suelo. Este hándicap lo hace indicado para obras nuevas o casas que vayan a ser rehabilitadas. Otra opción que puedes valorar es la del techo radiante.
Este tipo de sistemas de calefacción puede ser independiente, es decir, que proporciona calor en la estancia en la que se encuentra o puede formar parte de sistemas centralizados.
Son sistemas muy eficientes que si cuentan con tecnología inverter también refrigeran.
Este sistema de calefacción es útil en tarifas eléctricas con discriminación horaria porque permite almacenar calor en el interior de los acumuladores para liberarla cuando se necesita por convección natural o impulsados por un ventilador.
Pues, la respuesta va a depender de lo que busques, del tipo de vivienda o de la inversión inicial que hayas previsto realizar. Por ejemplo, si buscas:
Tal y como te hemos comentado al inicio de este artículo, el aislamiento es un parámetro a tener en cuenta, incluso antes de elegir un sistema de calefacción para tu hogar.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) las viviendas pueden llegar a perder hasta un 35 % de la energía por sus paredes, ventanas y cubiertas si están mal aisladas. En ese escenario, por muy eficaz, sostenible y moderno que sea tu sistema de calefacción, nunca vas a poder obtener las ventajas de un buen rendimiento. En otras palabras, vas a perder el ahorro que podría haber podido proporcionar.
Puedes valorar realizar un estudio para mejorar la certificación energética de tu vivienda. Esta certificación, como ocurre con los electrodomésticos, clasifica los inmuebles de la letra A (la más eficiente) a la G (la menos eficiente) en función de su consumo de energía no renovable, las emisiones CO2, los tipos de sistemas de climatización instalados, y por supuesto, el aislamiento.
Así las cosas, cuanto mejor sea la clasificación de tu vivienda, te va a ofrecer mayor confort energético y va a consumir menos energía, además de aumentar su valor en el mercado.
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