La energía solar es 100 % renovable y se puede utilizar en empresas, negocios y hogares. Sus usos más comunes se centran en generar electricidad.
Energía renovable
Se denomina energía renovable a la energía que se obtiene de recursos naturales y virtualmente inagotables como el sol, el viento, el agua o el calor de la Tierra.
¿Qué es la energía renovable?
La energía renovable, o mejor dicho, las energías renovables, porque hay de diversos tipos, son aquellas que se obtienen de fuentes naturales prácticamente inagotables: el sol, el viento, el agua o el calor de la Tierra.
Conocidas también como energías alternativas o energías verdes, las renovables se caracterizan sobre todo por su ilimitada capacidad de regeneración de manera natural. Aquí nos encontramos con la energía solar, eólica, hidráulica, geotérmica, mareomotriz, undimotriz y con la biomasa.
Otro de los puntos fuertes de las energías renovables es que, además de no emplear recursos finitos, no generan contaminantes en su producción de energía, por lo que su impacto medioambiental es mínimo.
Esta característica convierte a estas tecnologías energéticas en grandes aliadas a la hora de combatir el cambio climático y lograr la sostenibilidad del planeta.
Además son energías que se adaptan a las condiciones climáticas de cada lugar, por ejemplo, aquellas zonas o países con más horas de sol –como España– pueden apostar por la solar, mientras que los situados en zonas con fuerte viento optarán por la energía eólica.
Actualmente las energías renovables han dejado de ser tecnologías caras y minoritarias para convertirse en una alternativa competitiva y eficaz a aquellas que utilizan combustibles fósiles como el petróleo, el carbón mineral o el gas.
Repasamos sus principales tipologías.
¿Qué tipos de energías renovables existen?
Tenemos diferentes tipos de energías renovables según cual sea el recurso natural que aprovechan para generar energía eléctrica.
Energía solar
La energía solar es una energía renovable que transforma la radiación del sol en energía eléctrica o calor mediante el uso de células o paneles fotovoltaicos, colectores solares o heliostatos.
Puede ser a su vez de dos tipos:
Energía solar fotovoltaica. Produce directamente electricidad a partir de la radiación solar.
Energía solar térmica o termoeléctrica. La radiación solar se aprovecha para generar energía calorífica, es decir, calor.
La capacidad de generación de electricidad de una central fotovoltaica depende mucho de la meteorología (radiación, humedad, temperatura...), pero es una de las mejores soluciones para aquellas zonas en las que por su situación geográfica es más complicado importar o exportar energía, como el caso de las islas alejadas del continente u otros lugares remotos.
Energía hidráulica
La energía hidráulica o hidroeléctrica es una de las energías renovables más antiguas y conocidas. Las turbinas de las centrales hidroeléctricas se mueven gracias a la fuerza y velocidad de las masas de agua, ya sea aprovechando los saltos de agua naturales (cascadas y desniveles de los ríos) o los artificiales creados mediante embalses.
Aunque se trata de una energía de tipo renovable y que no contamina nada, la energía hidráulica puede conllevar un impacto ambiental importante si se construyen embalses o sistemas de retención del caudal de agua de manera no ordenada.
Energía eólica
La energía eólica aprovecha la fuerza del viento mediante aerogeneradores o turbinas eólicas –al estilo de los molinos de viento tradicionales– que se encargan de transformar el movimiento del aire en energía cinética y a la postre en energía eléctrica.
Es una energía renovable que, según su ubicación, cuenta por su parte con dos tipologías principales: energía eólica terrestre y energía eólica marina.
Muchos parques eólicos se ubican en el mar debido a que el viento es más estable mar adentro. Sin embargo, el coste de su instalación se incrementa debido a la mayor complejidad de su construcción.
Energía geotérmica
La Tierra está caliente en su interior, con una temperatura que aumenta en un promedio de 25-30ºC por cada kilómetro de profundidad. Para aprovechar esta diferencia de temperatura entre el interior de nuestro planeta y su superficie, surge la energía geotérmica, una energía renovable que se puede observar de manera natural en las fuentes termales o los géiseres.
La energía geotérmica se aprovecha mediante los denominados yacimientos geotérmicos, zonas del subsuelo especialmente propicias para obtener este tipo de recurso.
No obstante, la geotérmica es una energía todavía en desarrollo que representa un porcentaje muy bajo de la generación eléctrica mundial (apenas un 0,4%).
Energía mareomotriz y undimotriz
La llamada energía mareomotriz es la energía renovable que utiliza la energía producida por las mareas marinas (el ascenso y descenso del agua) para producir energía eléctrica.
Del mismo modo que en las centrales hidroeléctricas, la energía potencial de las masas de agua en movimiento se transforma en energía cinética y acciona una serie de turbinas que, mediante un generador, producen electricidad.
Por su parte, la energía undimotriz o energía de las olas se basa en el aprovechamiento de la fuerza de las olas provocadas por el viento. Esta fuerza se convierte en energía mecánica que mediante un sistema de boyas y turbinas fabricarán energía eléctrica.
Tanto la mareomotriz como la undimotriz son energías renovables que todavía son poco conocidas y que se encuentran en pleno desarrollo tecnológico.
Una de las más importantes del mundo se encuentra situada en España en la localidad de Mutriku, Gipuzkoa, con una capacidad de producción de más de 900 MWh/año (megavatios/año).
Biomasa y biogás
Nos referimos a la biomasa, en el contexto de las energías renovables, como toda la materia orgánica de origen vegetal o animal susceptible de emplearse como una fuente de energía.
Proviene por tanto de restos de plantas, árboles y desechos animales y para su conversión son necesarios los digestores anaerobios o biodigestores, dispositivos usados para el procesamiento de estos residuos orgánicos.
Se puede producir biomasa a través de diferentes tipos de residuos, por ejemplo: leña, ramas, cortezas y serrín, posos de café, estiércol de animal; aguas negras, basura orgánica o incluso mediante cultivos sembrados específicamente para producir biomasa.
En este contexto nos encontramos con el biogás, un subproducto de la biodegradación de la biomasa, que está compuesto principalmente por dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4).
Se trata de un biocombustible de múltiples aplicaciones cuyo contenido en azufre y metales es muy inferior al de los combustibles fósiles, por lo que su impacto en el medioambiente es también mucho menor.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía –IDAE–, el biogás es la única energía renovable que puede usarse para cualquiera de las grandes aplicaciones energéticas: generación eléctrica, térmica o incluso como carburante.
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La electrólisis es un proceso de descomposición de la molécula del agua en oxígeno e hidrógeno. Puede utilizarse para la generación de combustible.
La eficiencia energética es vital para cuidar el medioambiente al contribuir a reducir los costes de energía, tanto en el hogar como en las empresas.