Los vampiros eléctricos existen y consumen electricidad aún cuando no están funcionando. Hay soluciones como los enchufes inteligentes o la domótica.
Diferencias entre potencia activa, reactiva y aparente
Conocer las diferencias entre potencia activa, reactiva y aparente te ayudará a detectar aquellas pérdidas de energía que pueden aumentar el importe de tus facturas eléctricas o pueden originar problemas de sobreintensidad. Para gestionarlas se emplea el triángulo de potencias que define su relación en las instalaciones de corriente alterna.
Por otro lado, puesto que la corriente alterna es el tipo de corriente que se utiliza, ya que facilita el transporte de mayor cantidad a mayor distancia, la relación entre estas potencias cobra gran relevancia, haciendo necesario que la conozcas.
Diferencia entre potencia activa y reactiva
La diferencia esencial estriba en que la potencia reactiva no genera ningún tipo de trabajo útil. Esto implica que si detectas este problema debes tomar medidas para reducirla a fin de optimizar tu consumo de energía.
Con la intención de que puedas entender las diferencias entre potencia activa y reactiva es preciso profundizar en su definición. Pero, antes de adentrarnos en estos conceptos, nos debemos detener un momento para recordarte que la potencia se refiere a la cantidad de energía empleada para algo en un tiempo en concreto y viene definida por la tensión eléctrica y la intensidad de corriente.
¿Cuál es la potencia activa?
La potencia activa o potencia real (representada por la letra P) es la potencia útil, es decir, la energía que aprovecha una instalación para hacer funcionar un equipo eléctrico y generar trabajo o calor. En otras palabras, se trata de la energía que realiza el trabajo, como puede ser el caso de la luz que proporciona una lámpara.
En tu vivienda o negocio la suma de la potencia activa a lo largo del tiempo hace referencia a la energía activa que se expresa en kilovatios hora (Kwh) y que es lo que tu suministrador eléctrico te factura gracias al registro de tu contador de luz.
Se calcula mediante la fórmula: P=U*I*cos de fi (Ø). Donde, P es la potencia que se mide en vatios, U es la tensión eléctrica expresada en voltios, I es la corriente eléctrica que se transcribe en amperios y coseno de fi es el factor de la potencia que carece de unidad.
¿Cuál es la potencia reactiva?
La potencia reactiva es la potencia que necesitan las bobinas para establecer campos magnéticos en aparatos como transformadores, ascensores o maquinaria industrial y electrodomésticos que precisen de bobinas para su funcionamiento. Se representa por la letra Q y se mide en voltiamperios reactivos (VAr).
No se trata de una potencia útil en el sentido de que no puede transformarse, pero sí se transporta por las redes de distribución y ocupa espacio. Así, reduce la capacidad para transportar potencia activa, que es la que necesitas para el correcto funcionamiento de tus equipamientos.
En resumidas cuentas, a mayor potencia reactiva, menos voltaje y menor eficiencia energética, ya que dicha potencia es el desfase entre las ondas de tensión e intensidad. Por ejemplo, si conectas una bobina a la corriente, esta provoca un retraso de la onda de tensión con respecto a la de corriente lo que reduce el coseno de phi.
Los expertos señalan que la potencia reactiva es uno de los grandes problemas de la generación de energía pero, sobre todo, de energías renovables.
Dado que las bobinas generan potencia reactiva y los condensadores la consumen, en las subestaciones eléctricasse instalan bancos de condensadores que ayudan a compensarlo.
Esto explica que los grandes consumidores eléctricos estén obligados a añadir condensadores a su instalación precisamente para controlar la potencia reactiva que crean sus equipamientos con bobinas.
Ten en cuenta, además, que cuanto mayor es la potencia reactiva, mayor intensidad circula en una instalación. Esta sobreintensidad puede producir pérdida de potencia activa o incluso caídas de tensión.
Diferencia entre potencia activa y aparente
La diferencia entre potencia activa y aparente reside en que la primera forma parte de la segunda, es decir, que la potencia aparente se obtiene de la suma vectorial de la potencia activa y de la reactiva.
Del mismo modo que para entender la relación entre potencia activa y reactiva hemos necesitado la definición de ambos conceptos, en este caso, es preciso que sepas qué es la potencia aparente.
¿Cuál es la potencia aparente?
La potencia aparente es la potencia total que se entrega al circuito eléctrico de corriente alterna y que se obtiene de la suma vectorial de la potencia activa y la reactiva.
Se mide en voltamperios (VA) y se representa con la letra S. Explicado de otro modo, se trata de la suma de la energía útil y de la energía generada por los campos electromagnéticos.
Esta relación entre la energía suministrada –potencia aparente–, la útil –potencia activa– y la generada que no se puede transformar –potencia reactiva– se establece a través del triángulo de potencias.
La potencia aparente es la hipotenusa de este triángulo y se calcula en base a las otras dos potencias con la fórmula: S=√(P²+Q²).
Como dato curioso, los especialistas suelen ilustrar esta relación con un vaso de cerveza en el que la espuma sería la potencia reactiva, el líquido la potencia activa y el total la potencia aparente.
Puedes comprobar tu potencia aparente – expresada en kilovoltamperios (kVA)– en tu contrato eléctrico o en las instalaciones eléctricas.
Quizás al llegar a este punto te preguntes si para calcular la potencia a contratar debes conocer la potencia aparente. No te preocupes, para determinar qué potencia de luz debes contratar tienes que centrarte en el consumo de tus equipamientos eléctricos.
Si quieres optimizar tu instalación confía en una suministradora de energía que detecte, en el caso de que tu consumo sea importante, si es necesario compensar la potencia reactiva con baterías de condensadores y que, en cualquier caso te ofrezca electricidad verde.
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