Los vampiros eléctricos existen y consumen electricidad aún cuando no están funcionando. Hay soluciones como los enchufes inteligentes o la domótica.
¿Qué es un emisor térmico y cuánto consume?
Un emisor térmico es un sistema individual de calefacción eficiente que ofrece una alta inercia térmica gracias a la cual es capaz de mantener el calor durante horas.
Esta capacidad de acumular calor te ayuda a sacarle el mayor partido a la tarifa de discriminación horaria de la luz, permitiéndote ahorrar a la hora de calentar tu vivienda.
Si quieres conocer en detalle qué es un emisor térmico y cuánto consume, sigue leyendo porque vamos a responder a estas preguntas ya mismo.
¿Qué es un emisor térmico y qué tipos existen?
Un emisor térmico es un sistema de calefacción individual que transforma la energía eléctrica en térmica y que puedes programar de manera sencilla gracias a un termostato. Estos elementos son capaces de almacenar energía y liberarla cuando se necesita.
Otra gran ventaja es que al funcionar no emiten humos ni olores, proporcionando un calor limpio. Además, cuentan con un alto nivel de inercia térmica, conservando el calor por más tiempo que otros sistemas de calefacción.
Su funcionamiento se basa en el efecto Joule que describe cómo pasando corriente eléctrica por un conductor, parte de la energía cinética de los electrones se transforma en calor, y eleva la temperatura de la superficie.
Tipos de emisores térmicos
Los emisores térmicos puede ser de 3 tipos diferentes:
Secos
Suelen ser de mica o aluminio. Son los menos eficientes, aunque se calientan muy rápido y se enfrían también rápidamente, en alrededor de una hora según el modelo.
Pueden ser útiles en pequeñas superficies que se utilizan de manera puntual como los baños.
De fluido
Sus resistencias calientan un líquido caloportador en su interior. Conservan el calor mejor que los secos, dado que ofrecen una inercia térmica media que puede llegar a 4 horas más o menos. Son parecidos a los radiadores de aceite que probablemente has utilizado en algún momento.
El líquido se mueve por el emisor subiendo y bajando a medida que se va calentando y enfriando, respectivamente. Este ciclo se repite mientras el emisor está encendido.
Son ideales para usarlos unas horas al día, entre 5 y 8 horas por ejemplo.
Cerámicos
Resultan los más eficientes por la conductividad e inercia de este material, aunque tardan más en calentarse.
Son ideales para usarlos con tarifas de discriminación horaria, ya que puedes calentar las estancias en los tramos más económicos para que estén caldeadas cuando la luz es más cara.
En este caso, los fabricantes recomiendan este tipo de elementos si necesitas usarlos de manera continua durante más de 8 horas al día.
¿Cuánto consume un emisor térmico?
El consumo de un emisor térmico depende de la potencia que proporcione. Esto es algo común a todos los equipamientos eléctricos.
Puedes orientarte sabiendo que por cada vatio de electricidad consumido, proporciona un vatio de calor, pero con la gran ventaja de que pueden almacenar energía. Esto implica que necesites un consumo menor de electricidad para caldear tus espacios si los compara con otros tipos de calefacciones eléctricas.
Por lo general, de media se necesitan entre 80 y 100 vatios (W) de potencia para calentar 1 m2. De modo que una habitación de 10 m2 va a necesitar entre 800 W o 0,8 kilovatios (kW) y 1.000 W o 1 kW de potencia, que resultan de multiplicar 80 W o 100 W por 10 m2.
Si vas a dejarlo encendido 8 horas al día, debes multiplicar los vatios que necesitas por el tiempo de utilización.
Siguiendo con el ejemplo planteado, como vas a necesitar 800 W por hora, y lo vas a usar 8 horas, el total del consumo diario va a ser de 6.400 W.
El siguiente paso para conocer el precio exacto de su consumo, es el de fijarte la tarifa eléctrica que tienes contratada que es la que establece el precio por la luz que consumes.
Estos cálculos te van a servir, además, para elegir el emisor térmico que necesitas, es decir, en este caso debes comprar un emisor de al menos uno de 1.000 W para que pueda alcanzar la potencia que necesitas para tu habitación.
En cualquier caso, si atendemos a las recomendaciones de los expertos, a partir de 15 m2 es aconsejable instalar un emisor suplementario para mantener la temperatura ideal.
¿Qué diferencia hay entre un radiador eléctrico y un emisor térmico?
A pesar de que el radiador eléctrico y el emisor térmico pueden parecerse visualmente y ambos utilizan como fuente de energía la electricidad, cuentan con algunas diferencias que es importante que conozcas.
Los radiadores eléctricos suelen poder moverse, permitiendo que los transportes a los espacios donde los necesites. En cambio, los emisores suelen estar anclados a la pared.
Sin embargo, el rasgo distintivo más destacable es que, a diferencia de los radiadores eléctricos, los emisores térmicos son un tipo de acumuladores eléctricos de calor, es decir, son capaces de acumular la energía térmica para ir liberándola poco a poco, sobre todo, en el caso de los emisores cerámicos.
¿Qué consume menos un radiador eléctrico o un emisor térmico?
Si atendemos a la capacidad de los emisores térmicos de acumular energía y liberarla poco a poco durante más tiempo, es inevitable concluir que su consumo va a ser menor que el de un radiador eléctrico que solo funciona mientras lo mantienes encendido.
Tanto es así que la alta inercia térmica de los emisores, los convierte en soluciones de calefacción más eficientes que los radiadores, aunque estos sean de bajo consumo.
Por ende, la posibilidad de aprovechar mejor las tarifas de luz con discriminación horaria te ayuda a ahorrar energía en casa fácilmente mientras aseguras el confort de tus espacios en invierno, sobre todo cuando el uso de la calefacción es limitado.
Como bonus, recuerda que en el mercado puedes encontrar emisores térmicos con wifi e inteligentes. Su gran valor de cara al ahorro es que te permiten gestionar a distancia su funcionamiento y ajustar al máximo tu consumo sin renunciar al bienestar.
Además, hay modelos que detectan la presencia de personas en las estancias y son capaces de autorregularse.
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