Inercia térmica
La inercia térmica es una cualidad de los materiales que favorece el ahorro de energía. Una construcción con una buena inercia térmica necesitará menos consumo para ofrecer una temperatura constante.
¿Qué es la inercia térmica?
La inercia térmica es la capacidad de una construcción o de un material para almacenar, conservar y liberar calor. El grado de inercia térmica de una construcción puede influir en la certificación energética de una vivienda.
El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía –IDAE– la define como la velocidad con la que variaciones de diferente naturaleza, condiciones ambientales, etc. producen cambios en las condiciones térmicas interiores de una zona en concreto afectando, por lo tanto, a su demanda energética.
Por esta razón, es necesario realizar una simulación térmica para poder acercarnos de forma fiable a la demanda real.
¿Qué es la inercia térmica en arquitectura bioclimática?
En arquitectura bioclimática la inercia térmica es un recurso muy utilizado en la construcción de edificios eficientes con el objetivo de minimizar las aportaciones energéticas. Con ella se busca asegurar una temperatura constante en una construcción para un mayor confort además de una mayor eficiencia energética.
De esta manera, los materiales empleados actúan como una suerte de baterías de energía convirtiéndose en gestores energéticos pasivos.
Una vivienda con una buena inercia térmica acumula calor durante el día y lo libera durante la noche para asegurar una temperatura estable en su interior.
¿Cómo se mide la inercia térmica?
La inercia térmica de un material resulta al calcular su capacidad calorífica que se mide en Kcal/m³·°C o J/m³·°K en el sistema internacional.
De ese modo, el adobe, por ejemplo, cuenta con una capacidad calorífica de entre 500 y 1.000 Kcal/m³·°C y el hormigón se sitúa en torno a 400 Kcal/m³·°C.
¿Qué materiales tienen mejor inercia térmica?
Antes de comentarte qué materiales tienen mejor inercia térmica, debes entender qué significa que un material tenga alta o baja inercia térmica:
Un material con baja inercia térmica varía significativamente de temperatura a lo largo del día.
Un material con alta inercia térmica no cambia tan drásticamente a lo largo del día.
Entendidos estos conceptos, los materiales con mejor inercia térmica, es decir los que cuentan con una alta inercia térmica –alta densidad y baja conductividad– son:
El granito
La tierra seca.
El adobe.
Como pequeña curiosidad, esto explica por qué muchas propuestas vanguardistas presentan construcciones enterradas.
A tenor de esto, te preguntarás: ¿y el ladrillo, el hormigón o la madera? Estos materiales cuentan con una inercia térmica menor que los anteriores, pero aceptable al situarse en torno a los 400 Kcal/m³·°C.
El agua es otro elemento que se incorpora en las construcciones que buscan una buena inercia térmica, por ejemplo utilizando muros compuestos por tanques de agua.
¿Cuándo no es conveniente una gran inercia térmica?
Aunque puede parecer un recurso arquitectónico eficiente, una envolvente térmica de gran inercia no siempre es aconsejable. Este sería el caso de viviendas que no tengan un uso continuado, como ocurre con las segundas viviendas o en lugares en los que no existen grandes variaciones de temperatura entre el día y la noche.
A modo de conclusión, debes tener en cuenta que la inercia térmica no sustituye al aislamiento térmico, sino que ambos forman parte de factores que pueden ser valorados en el marco de una auditoría energética de tu vivienda.