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Las auditorías energéticas buscan mejorar la eficiencia en el consumo de energía, pero requieren que conozcas aspectos tales como quién está obligado a hacerlas, cómo se hacen, qué incluyen y para qué sirven.
En este artículo te mostramos las respuestas a las cuestiones anteriores y te ampliamos más información sobre este término, comenzando por su definición.
Una auditoría energética es un estudio y análisis detallado del monitoreo de los flujos de energía en un edificio, una industria, un proceso o un sistema con el objetivo de encontrar áreas de mejora destinadas a la reducción del consumo y en aras del ahorro energético y económico.
En definitiva, este tipo de auditorías apuesta por la mejora de la eficiencia energética.
El objetivo de una auditoría energética es, como hemos avanzado a través de su definición, la mejora de la eficiencia y el ahorro energético.
Las auditorías energéticas deben procurar lo siguiente de acuerdo con el Real Decreto 56/2016:
Ser un impulso para determinar las actuaciones de consumo energético a realizar a fin de contribuir al ahorro y a la eficiencia de la energía primaria consumida.
Optimizar la demanda energética de las instalaciones, equipos, sistemas consumidores de energía siguiendo los criterios establecidos por la ley.
Las empresas o grupos de sociedades que deban realizar las auditorías energéticas, pueden acometerlas de 2 maneras diferentes:
Cuando se solicita una auditoría energética, los técnicos que la lleven a cabo seguirán los pasos que vas a encontrar a continuación, independientemente de la actividad de la empresa auditada.
Debes saber que se trata de un proceso que sigue la metodología de la norma UNE-EN 16247-1, de tal modo que la auditoría debe proporcionar garantías objetivas como la trazabilidad de todo el proceso.
En la primera toma de contacto, se establecen los objetivos que se desean conseguir, así como los resultados que se pueden alcanzar, trazando la planificación del proceso.
En otras palabras, se marca la hoja de ruta que se va a seguir, qué departamentos y sistemas van a verse afectados por el estudio, etc.
En ese orden de cosas, el muestreo que se haya seleccionado para este primer análisis debe ser representativo del objeto auditado, ya sea una zona en un inmueble, un edificio entero o un grupo de edificios.
El siguiente paso es el de recopilar la información histórica sobre los consumos de energía del proceso, sistema o instalación que va a auditarse.
Del mismo modo, el auditor recoge toda la información que afecta al consumo como los niveles de ocupación de un edificio, los niveles de producción de una planta industrial, la temperatura ambiente, etc.
Gracias a esta información se determinan los índices de uso de energía que van a permitir clasificar a la empresa con respecto a los niveles recomendados y se identifican patrones de consumo.
Esta fase de la auditoría, como puedes comprobar, es de suma importancia, puesto que va a suponer la base del estudio energético.
La siguiente fase se centra en la inspección y evaluación in situ para la quese realiza el inventario de los equipos que consumen energía junto a sus parámetros energéticos. El objetivo es proceder a la instalación de sistemas de medición y recogida de datos.
Esto va a permitir identificar pérdidas de energía, procesos o instalaciones ineficientes, así como las oportunidades de mejora.
Por ejemplo, el auditor va a medir los gases de combustión de las calderas si las hay, el nivel lumínico, la velocidad del aire, etc.
Tras analizar toda la información de los medidores de energía, los auditores pueden identificar todas las áreas de oportunidad que permitirán reducir el consumo de la misma.
Con esta finalidad se va a elaborar un balance energético con el desglose de los consumos, y a definir y calcular los indicadores de desempeño energético adecuados.
Con las conclusiones en la mano, la empresa auditora va a proponer medidas concretas a su clientes para potenciar la eficiencia energética de su organización.
Aquí nos encontramos con un amplio abanico de posibilidades entre las que puedes encontrar desde tecnologías de recuperación de pérdidas de energía a mejoras en el mantenimiento de las instalaciones, así como manuales de buenas prácticas y programas de formación.
Sea como sea, se va a tratar de soluciones adaptadas a los puntos de mejora detectados y respetando la normativa vigente.
Antes de proporcionar el informe final, el auditor va a entregar un estudio económico y detallado de las inversiones necesarias para implementar las medidas resultantes del estudio.
Este documento va a recoger igualmente los resultados esperados con la incorporación de cada medida, como la estimación del ahorro que se va a conseguir.
Este estudio puede incluir, igualmente, las ayudas y subvenciones para la eficiencia energética a la que la empresa puede acogerse.
Finalmente, una vez las medidas aprobadas por la empresa, se entregará el reporte final con la evaluación técnica y económica de todas las áreas de mejora detectadas a diferentes niveles, priorizando la implantación de las mismas en función de su dificultad, así como de su repercusión energética y económica.
A lo largo de la implementación de estas mejoras recomendadas, el monitoreo del impacto energético de las mejoras resulta esencial para poder realizar los pertinentes ajustes con base en los resultados obtenidos.
Debes saber que el órgano de la Comunidad Autónoma o de las ciudades de Ceuta y Melilla competente en la materia de eficiencia energética realiza las inspecciones necesarias de las auditorías energéticas independientes.
Todas las auditorías energéticas deben cumplir con los criterios mínimos estipulados en el ya mencionado Real Decreto 56/2016.
Como has podido comprobar, las auditorías energéticas sirven para medir, evaluar y potenciar la eficiencia energética de las empresas-objetivo.
Los perfiles con obligación de realizar una auditoría energética han de llevarla a cabo cada 4 años a contar desde la fecha de la realizada con anterioridad.
Este proceso debe cubrir un mínimo del 85% del consumo total de energía de las instalaciones de la empresa situadas en el territorio nacional.
Así las cosas, los beneficios de una auditoría energética son cuantiosos:
A continuación te enumeramos los perfiles que están obligados a realizar una auditoría energética:
De acuerdo con el ámbito legal de aplicación de las auditorías energéticas, las microempresas y las PYMEs quedan excluidas.
Las auditorías energéticas deberán ser realizadas por auditores energéticos debidamente cualificados. Estos auditores pueden pertenecer a un departamento de control interno de la empresa, pero no deben tener relación directa con las actividades auditadas.
Los técnicos cualificados tienen que cumplir con las siguientes condiciones en el marco de las auditorías energéticas:
El equivalente doméstico de las auditorías energéticas de grandes empresas son los mantenimientos obligatorios en los sistemas de calefacción y de ACS –Agua Caliente Sanitaria– en los hogares e inmuebles.
Su cadencia queda plasmada en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios –RITE–, aprobado como anexo del Real Decreto 1027/2007 que establece la periodicidad como te exponemos en la siguiente tabla:
Equipos y potencias útiles nominales (Pn) |
Viviendas |
Resto de usos |
---|---|---|
Calentadores de agua caliente sanitaria a gas Pn ≤ 24,4 kW |
5 años |
2 años |
Calentadores de agua caliente sanitaria a gas 24,4 kW < Pn ≤ 70 kW |
2 años |
Anual |
Calderas murales a gas Pn ≤ 70 kW |
2 años |
Anual |
Resto instalaciones calefacción Pn ≤ 70 kW |
Anual |
Anual |
Aire acondicionado Pn ≤ 12 kW |
4 años |
2 años |
Aire acondicionado 12 kW < Pn ≤ 70 kW |
2 años |
Anual |
Instalaciones de potencia superior a 70 kW |
Mensual |
Mensual |
Fuente: Real Decreto 56/2016, de 12 de febrero, por el que se transpone la Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012. |
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