
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
La huella de carbono hace referencia a los Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera independientemente de su origen, esto es, tanto si proceden de actividades económicas como de actividades cotidianas.
Cada persona, cada empresa deja una huella de carbono que es medible y sobre la que se debe actuar con el objetivo de reducirla, ya que tal y como apuntan los expertos, está relacionada con el cambio climático.
Siendo conscientes del impacto de los GEI, Europa apuesta por un cambio en el modelo energético que pretende convertirla en un continente neutro en cuanto a emisiones en 2050.
Para conseguirlo, todos debemos ser conscientes de qué es la huella de carbono y por qué es importante y precisamente de ello te hablamos en este artículo.
La huella de carbono engloba la totalidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) liberadas a la atmósfera a consecuencia de cualquier tipo de actividad o producto derivado de la acción humana, tanto de manera directa como indirecta.
Se emplea como punto de partida para elaborar un plan, de hecho, es un punto de referencia para emprender medidas enfocadas a la reducción y racionalización del consumo de energía.
De este modo, estas acciones se centran en impulsar el uso eficiente de recursos y materiales para que sean más respetuosos con el medioambiente.
Existen diferentes métodos para calcular la huella de carbono a nivel internacional, aunque todos comparten los principios de relevancia, integridad, consistencia, exactitud y transparencia.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo especializado de las Naciones Unidas que está integrado por 193 Estados y Territorios Miembros, señaló en su boletín del 23 de noviembre del 2020 que las emisiones de dióxido de carbono (CO2), de metano (CH4) y de óxido nitroso (N2O) que experimentaron un incremento repentino en 2019, continuaron aumentando en 2020 con efectos negativos para nuestro planeta.
La huella de carbono en una organización o en una vivienda depende de factores tanto directos como indirectos. Determinar el impacto de estos elementos ayuda a subrayar los puntos críticos sobre los que se debe trabajar para mejorar el perfil de emisiones GEI de las empresas y de las viviendas, mejorando no solo su impacto en el medioambiente, sino también su valor en el mercado.
Los factores directos son aquellos que pertenecen o están controlados por el propietario del inmueble.
Entre ellos se incluyen:
● Las instalaciones de los edificios para la climatización mediante gas natural, gasoil, etc.
● Las posibles fugas de gases refrigerantes en equipos de climatización o de refrigeración.
● Los vehículos familiares o la flota de la empresa –incluida la distribución y el proceso de los productos vendidos–.
En lo que concierne a los factores indirectos, tenemos que hablar de las emisiones como consecuencia de las actividades de la organización o vivienda.
En este caso afectan factores tales como:
● El consumo de electricidad, vapor, calefacción y refrigeración en edificios: cantidad y naturaleza, es decir, si se trata de electricidad verde o si se opta por el autoconsumo eléctrico, etc.
● Los desplazamientos y medios de transporte utilizados ya sea en la unidad familiar o en los desplazamientos de los equipos en caso de una organización.
● La compra de productos necesarios para la limpieza o el desarrollo de una actividad.
● La gestión de los residuos domésticos y los resultantes de las operaciones empresariales.
Como puedes constatar, para analizar el impacto de la huella de carbono tanto en una empresa como en una vivienda debes considerar la actividad humana en toda su amplitud.
La huella de carbono afecta a todas las áreas de la vida y del desarrollo del ser humano, ya que están relacionadas con el efecto invernadero, el calentamiento global y el cambio climático.
Concretamente, los gases señalados por los expertos como los más perjudiciales son:
● El dióxido de carbono (CO2).
● El vapor de agua.
● El ozono (O3).
● El metano (CH4).
● El óxido nitroso (N20).
● El hexafluoruro (SF6).
Las altas emisiones de GEI están implicadas en la desertificación, los incendios, el deshielo, las tormentas o las inundaciones, entre otras consecuencias que pueden hacer peligrar nuestra supervivencia en un futuro cercano. En vista de esto, Europa está centrando sus esfuerzos en reducir sus emisiones.
El Pacto Verde Europeo, así como la agenda 2030 impulsada por la ONU a través de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), marcan una serie de pautas para mitigar el impacto de la huella de carbono en nuestro planeta.
A nivel individual puedes reducir tu huella de carbono realizando un uso consciente y eficiente de la energía,además de tomar medidas necesarias en cuanto al mantenimiento de tu instalación eléctrica y realizar las inspecciones periódicas del gas, por ejemplo.
Existe otro tipo de actuaciones enfocadas a grandes consumidores que se pueden poner en marcha como las certificaciones en materia energética.
En este sentido, el Real Decreto 163/2014 recoge el registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de CO2 de las organizaciones españolas.
En esa línea de actuación, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha puesto en marcha un programa y una serie de herramientas para apoyar a empresas, ONGs y organizaciones públicas a calcular, reducir y compensar la huella de carbono.
Por otro lado, las empresas y asociaciones pueden certificar sus acciones y esfuerzos en materia energética con una serie de normas ISO –del inglés International Organization for Standardization– que pautan estándares para la reducción de las emisiones como es el caso de la Norma ISO 5001 que certifica el uso eficiente de la energía.
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
La vida útil y costes de una batería de coche eléctrico dependen de su tecnología y del uso. Al cabo de los años pierden parte de su capacidad de carga.
Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) impulsan la responsabilidad corporativa, competitividad y resiliencia ante desafíos globales.