
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
Los sistemas de climatización industrial tienen por objetivo lograr ambientes confortables y seguros, favoreciendo el bienestar de los trabajadores y la protección de equipos y procesos, según la normativa en materia de calidad del aire interior.
Este tipo de sistemas ayudan a incrementar la productividad y la sostenibilidad de cualquier instalación industrial, por lo que invertir en una solución de climatización adaptada a las necesidades específicas de la actividad resulta fundamental.
En este artículo, vamos a ofrecerte una visión global de los sistemas de climatización para naves y entornos industriales, desde su definición, a su funcionamiento y los principales tipos que existen.
La climatización industrial es el conjunto de sistemas y técnicas que permiten regular la temperatura, la humedad y la calidad del aire de entornos industriales como naves, fábricas, laboratorios o almacenes, ajustándose a sus necesidades específicas.
Además de proporcionar confort y eficiencia energética, estos sistemas permiten cumplir con la normativa aplicable, así como garantizar la seguridad de las personas y los procesos.
Los sistemas HVAC (del inglés Heating, Ventilation, and Air Conditioning) son el estándar tecnológico global para integrar calefacción, ventilación y aire acondicionado.
Su objetivo es mantener las condiciones óptimas de temperatura, humedad y pureza del aire en los espacios con lo que se consiguen ambientes confortables, saludables y eficientes energéticamente, al mismo tiempo que proporcionan confort a los trabajadores.
El aire acondicionado industrial, a diferencia del doméstico, está diseñado para climatizar grandes superficies y responder a las altas exigencias y requisitos técnicos específicos.
Esto es posible gracias a sistemas centralizados y un control zonificado que permiten un mayor nivel de eficiencia y personalización. Son capaces de adaptarse a contextos cambiantes en ocupación y actividad, frente a soluciones residenciales con capacidad inferior.
Por otro lado, los sistemas industriales requieren un mantenimiento preventivo y correctivo debido a su uso intensivo. Por ello, la regulación estricta de la calidad del aire interior (CAI) es una prioridad, frente a la función principalmente de confort en el ámbito doméstico.
Existen diferentes tipos de sistemas de climatización industrial adaptados a las necesidades y características de cada espacio productivo. Te hablamos de los más habituales a continuación.
Un chiller es un sistema de refrigeración que enfría líquidos, normalmente agua, mediante un ciclo de compresión y expansión de un gas refrigerante:
Los sistemas VRV (volumen refrigerante variable), conocidos también como VRF (del inglés variable refrigerant flow), ajustan el flujo de refrigerante según la demanda de cada zona. Ofrecen control individual, alta eficiencia energética y climatización para grandes espacios que puede escalarse fácilmente.
Puedes proporcionar refrigeración y calefacción de manera simultánea en distintas áreas.
Las unidades de tratamiento de aire (UTA) son sistemas modulares que purifican, climatizan y renuevan el aire, procurando alcanzar una eficiencia energética óptima.
Se instalan normalmente en cubiertas o espacios técnicos, proporcionando climatización y distribuyendo el aire tratado por conductos, cumpliendo con altos estándares de confort y salubridad.
Los rooftops son unidades compactas de rápida instalación muy versátiles que se adaptan a todo tipo de necesidades que suelen instalarse en terrazas o azoteas.
Pueden incorporar ventiladores de alta presión, filtros, cajas de mezcla y sistemas de free cooling, entre otras posibilidades, pero siempre adaptándose al Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE).
Los splits de gran capacidad funcionan con una unidad exterior que condensa el aire y una o varias unidades distribuidas en el interior de la nave.
Son similares a los equipos domésticos de aire acondicionado, pero son capaces de climatizar espacios amplios en condiciones exigentes.
No obstante, su capacidad es menor a la de los sistemas VRF que hemos visto hace unas líneas.
El enfriamiento evaporativo se sirve de la evaporación del agua para reducir la temperatura del aire de forma eficiente y sostenible. Funciona gracias a un ventilador que recoge aire del exterior y lo pasa por paneles humedecidos. Este proceso lo enfría y aumenta su humedad antes de llevarlo al interior de la nave.
Su consumo energético es muy bajo, no utiliza refrigerantes, y es capaz de enfriar el ambiente hasta en 10 °C con respecto a la temperatura exterior, por lo que resulta ideal para grandes espacios industriales que requieran de una ventilación continua.
Las tecnologías avanzadas en un sistema de climatización industrial incluyen sistemas basados en:
En los sistemas de climatización industrial, las tecnologías de gestión como los sistemas Building Management Systems (BMS) –centralizan la gestión energética en edificios inteligentes–, que facilitan la supervisión y control centralizado de todos los componentes del sistema de manera integral, resultan más que necesarios.
Además de la programación precisa y adaptable, estas tecnologías permiten un mantenimiento predictivo, preventivo y correctivo, así como el diagnóstico de averías, asegurando un funcionamiento correcto, eficiente y seguro en todo momento.
Los sistemas de climatización industrial proporcionan ventajas energéticas importantes para los trabajadores, los procesos y la competitividad de las empresas:
Como ves, la climatización industrial es una inversión estratégica que mejora la eficiencia energética, el confort y la seguridad de los grandes espacios de trabajo y naves industriales.
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
La vida útil y costes de una batería de coche eléctrico dependen de su tecnología y del uso. Al cabo de los años pierden parte de su capacidad de carga.
Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) impulsan la responsabilidad corporativa, competitividad y resiliencia ante desafíos globales.