Suelo solar: qué es y cómo aprovechar pavimentos fotovoltaicos para generar energía

El suelo solar es una tecnología innovadora que permite aprovechar zonas infrautilizadas para generar electricidad limpia gracias a baldosas transitables que funcionan como paneles solares, es decir, captan la luz del sol y la convierten en electricidad limpia.

Gracias a este tipo de infraestructura se consigue mejorar la eficiencia energética de espacios urbanos y rurales, optimizando el uso del territorio y reduciendo el impacto ambiental.

¿No sabes qué es un pavimento fotovoltaico? Te invitamos a seguir leyendo para descubrirlo y entender cómo se puede aprovechar para producir electricidad.

¿Qué es el suelo solar?

Suelo solar

El suelo solar o pavimento solar se basa en instalar paneles solares en superficies transitables como aceras, calzadas, aparcamientos, parques o plazas para captar la energía del sol y producir energía eléctrica verde. Funciona como cualquier otro sistema de autoconsumo fotovoltaico, mientras aprovecha espacios hasta ahora no utilizados para generar energía.

Para conseguirlo, este tipo de paneles incorporan vidrios de alta tecnología que cuentan con células fotovoltaicas muy eficientes, distribuidas por una superficie normalmente antideslizante y sobre la que se puede caminar.

Esta es su gran ventaja, producir electricidad gratuita sin necesidad de contar con un espacio especialmente dedicado para ello, integrándose estéticamente en la arquitectura de las ciudades. Asimismo cumple con otra función, la de filtrar el calor que entra en los edificios.

En lo tocante al retorno, este es similar al de las instalaciones solares tradicionales y permite, también, acceder a ayudas y subvenciones para instalar placas solares.

¿Cómo genera energía el pavimento fotovoltaico?

El pavimento solar permite generar energía desde superficies normalmente infrautilizadas como el suelo, y todo ello, de manera eficiente, limpia y sostenible gracias al efecto fotovoltaico, descubierto por el físico francés Edmond Becquerel en 1839.

Como ocurre con otras instalaciones de autoconsumo solar, los paneles captan la energía del sol y producen energía en corriente continua que es transformada en corriente alterna gracias a los inversores.

De este modo, la electricidad producida puede inyectarse en la red eléctrica y usarse a nivel doméstico, almacenarse en baterías o venderse en el caso de las instalaciones de autoconsumo con excedentes.

Una manera de maximizar el autoconsumo y mejorar la eficiencia energética es instalando un sistema de almacenamiento de energía con dispositivos de gestión avanzada que permitan coordinar la carga y descarga de las baterías en función de la demanda y la producción de electricidad.

En este orden de cosas, el uso de microinversores que zonifican la instalación de suelo solar también ayuda a mejorar el rendimiento, sobre todo si el suelo solar tiene zonas de sombras a lo largo del día.

Esta diversificación de los espacios de generación de energía comienza a incluirse en los proyectos que integran tecnología BIPV (del inglés Building Integrated Photovoltaics o integración fotovoltaica en edificios en español) que reemplazan elementos arquitectónicos por módulos solares. Esta dinámica impulsa la creación de ciudades inteligentes e interconectadas. 

¿Cuándo conviene el suelo solar transitable?

En los siguientes escenarios, el suelo solar transitable es especialmente recomendable:

  • Espacios urbanos con una buena exposición solar como plazas, parques, paseos peatonales, entradas a edificios, patios y azoteas.
  • Proyectos que cuenten con limitaciones de espacio en cubiertas o fachadas y que necesiten incrementar la capacidad de generación.
  • Zonas comerciales y de ocio como oficinas, hoteles, carriles bici, centros deportivos, y otras zonas donde se pueda instalar este pavimento renovable fácilmente.
  • Zonas comunes en un inmueble que permiten abaratar los costes energéticos de la iluminación de pasillos o escaleras, o incluso del ascensor.

Sea como sea, este tipo de baldosas solares están pensadas para un máximo aprovechamiento de la radiación y una durabilidad importante, y se integran en todo tipo de suelos y entornos, ya que ofrecen una gran variedad de diseños y formas.

Una cuestión a considerar a la hora de invertir en este tipo de instalaciones para producción de electricidad es que la amortización de un suelo fotovoltaico en un país con exposición solar como España suele rondar los 5 o 6 años.

Ventajas del suelo fotovoltaico

Las ventajas del suelo fotovoltaico van más allá de los beneficios ambientales que proporciona al reducir las emisiones de CO2, y por ende, la huella de carbono:

  • Versatilidad y valor estético. El pavimento solar está disponible en múltiples formas y tamaños, proporcionando una integración total en los espacios y un atractivo efecto visual que combina estética con funcionalidad.
  • Optimización de espacios infrautilizados. Ayuda a maximizar el uso de espacios transitables, terrazas o aparcamientos para la producción de energía limpia.
  • Eficiencia energética y ahorro. Las tasas de conversión del suelo solar son competitivas, similares a las de los paneles tradicionales.
  • Refuerzo del aislamiento. En el caso de que el pavimento se instale sobre garajes, almacenes o viviendas, ayuda a optimizar el aislamiento energético de los espacios.
  • Durabilidad y seguridad. Suele estar fabricado con materiales robustos y resistentes como vidrio templado con alta transparencia, materiales encapsulantes como capas de vidrio EVA (etileno-vinil-acetato) o PVB (polivinilo butiral), así como estructuras de soporte robustas de aluminio o acero galvanizado. Los sistemas más innovadores utilizan marcos y bases de plásticos reciclados para un menor impacto ambiental y facilitar la instalación por su ligereza.
  • Producción de energía local. Se trata de sistemas que ayudan a generar energía de proximidad y fortalecer la red eléctrica, reduciendo la pérdida de energía producida por el transporte.

Por todo lo que acabamos de comentar, el suelo solar se alinea con los objetivos globales de sostenibilidad enfocados en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero siguiendo la hoja de ruta marcada en la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética.

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