
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
La micromovilidad se presenta como una solución a la congestión del tráfico en las ciudades, además de tratarse de una vía para reducir las emisiones de gases contaminantes, mejorar la calidad del aire y ofrecer alternativas sostenibles a los desplazamientos personales.
En este mismo orden de cosas, facilita lo que se conoce como intermodalidad, es decir, la combinación de vehículos de movilidad personal o ciclomotores motorizados, entre otros, con medios de transporte públicos como el metro.
¿Quieres saber qué es exactamente la micromovilidad y cómo ayuda a crear ciudades más sostenibles? Sigue leyendo. En este artículo vas a descubrir por qué está presente en la agenda urbana de cada vez más ciudades.
La micromovilidad es el uso de vehículos ligeros, normalmente eléctricos, para el transporte urbano con el objetivo de facilitar el desplazamiento de las personas, pero también de la carga.
Se trata de una alternativa sostenible para desplazamientos cortos en la ciudad, normalmente para tiempos que rondan los 15 minutos o menos. Gracias a su uso, se reduce la congestión del tráfico y las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
España es uno de los países donde ha proliferado con mayor éxito la micromovilidad, gracias a sus condiciones climatológicas que favorecen este tipo de desplazamientos, convirtiéndose en una solución clave para la sostenibilidad de las ciudades.
Los vehículos ligeros eléctricos proporcionan soluciones accesibles para desplazamientos cortos que mejoran la calidad del aire y reducen, también, la contaminación acústica.
Además, este medio de transporte no solo impulsa la eficiencia energética en los desplazamientos, sino que los hace más accesibles, favoreciendo la inclusión social.
Por su propia naturaleza, este tipo de transporte sostenible facilita la integración de las smart cities o ciudades inteligentes.
En España, estrategias como la de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030, o la Ley de movilidad sostenible promueven la micromovilidad, impulsando el desarrollo de infraestructuras específicas, normativas claras y mecanismos de supervisión de los requisitos técnicos necesarios para garantizar la seguridad y eficiencia.
De esta manera, poco a poco se va consolidando el papel fundamental de la micromovilidad en la descarbonización del transporte en las ciudades del futuro.
Si nos basamos en la clasificación que realiza la Dirección General de Tráfico (DGT) sobre la micromovilidad, basándose en estudios de la Comisión Europea, estos serían los vehículos ligeros que integran esta categoría:
Las ventajas de la micromovilidad la convierten en parte de la solución a los problemas de desplazamientos en las ciudades, sobre todo en grandes núcleos urbanos como Madrid o Barcelona. Algunas de las más relevantes son las que hemos recopilado en la siguiente enumeración:
Ante todas estas bondades, uno de los grandes desafíos de esta nueva manera de moverse por la ciudad es la seguridad. En ese aspecto, los retos son el desarrollo de la infraestructura para que este tipo de transporte sea lo más seguro posible, así como la incorporación de funciones innovadoras como la inteligencia artificial o la conducción autónoma.
En este mismo orden de cosas, va a ser igualmente necesario, según apuntan los expertos en micromovilidad, seguir adaptando las políticas municipales de movilidad a las nuevas necesidades, como ya ha ocurrido con la normativa para el uso de patinetes eléctricos.
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
La vida útil y costes de una batería de coche eléctrico dependen de su tecnología y del uso. Al cabo de los años pierden parte de su capacidad de carga.
Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) impulsan la responsabilidad corporativa, competitividad y resiliencia ante desafíos globales.