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La captura y almacenamiento de carbono (CAC) es una herramienta estratégica dentro de la transición energética hacia una economía baja en emisiones.
Frente a la emergencia climática, se impone una urgencia: la de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a gran escala. La tecnología CAC asume un rol paliativo en el proceso de implementación de energías renovables, reduciendo las emisiones en los sectores industriales difíciles de descarbonizar.
Si bien es cierto que las alternativas cero emisiones están desarrollándose en Europa, a fin de alcanzar la neutralidad climática en 2050, los países en desarrollo se enfrentan aún a grandes retos, lo que refuerza la relevancia global de esta tecnología.
Por todo ello, en este artículo vas a encontrar información esencial sobre qué es la captura y almacenamiento de carbono, y su funcionamiento.
La captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CAC) es un proceso centrado en la separación de ese gas de grandes fuentes emisoras, principalmente por la actividad industrial y energética, así como su transporte y, finalmente, su almacenamiento y aislamiento de la atmósfera a largo plazo.
En otras palabras, este sistema abarca desde la captura del CO2 en la fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), su transporte por tuberías, barcos o camiones cisterna en función de la cantidad y distancia, hasta la inyección en formaciones geológicas que deben responder a criterios que se conoce como las 4 P (porosidad, permeabilidad, profundidad y permanencia).
Sin embargo, al menos por el momento, no se trata de una solución universal, ya que no puede aplicarse para reducir las emisiones del transporte, que es una de las principales fuentes de contaminación.
Este sistema está diseñado para grandes fuentes puntuales de emisiones de carbono como las centrales eléctricas, que suelen usar combustibles fósiles o biomasa a gran escala, y las instalaciones industriales, sobre todo para la producción de gas natural e hidrógeno (cuando se usan fuentes fósiles).
En la siguiente tabla recogemos las principales características CAC que vamos a ir abordando a lo largo de este artículo:
Características CAC |
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Definición |
Técnica para separar el CO2 de fuentes de emisión, transportarlo y aislarlo de la atmósfera a largo plazo. |
Aplicación |
Se aplica en grandes fuentes puntuales como centrales eléctricas de carbón y gas, refinerías, siderurgia, industrias del cemento, hidrógeno y combustibles sintéticos. |
Tecnologías de captura |
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Métodos de almacenamiento |
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Eficiencia de captura |
Las plantas con sistema CAC pueden llegar a capturar hasta el 95 % del CO2 de sus emisiones con respecto a las que no cuentan con él, y reducir entre un 80 % y 90 % sus emisiones netas. |
Potencial climático |
Podría llegar a suponer hasta un 55 % de la mitigación global acumulada hasta el año 2100 (según datos del IPCC). |
Potencial de emisiones negativas |
Aplicado a la biomasa puede lograr emisiones netas negativas, al retirar el CO2 de la atmósfera. |
Coste energético adicional |
Puede suponer entre un 10 % y un 40 % más de consumo de energía, respecto a una planta sin CAC. |
Madurez tecnológica |
Hay procesos maduros (transporte por gasoducto, refinamiento de gas natural y recuperación mejorada de petróleo), pero otros en fase de investigación o experimentación (almacenamiento oceánico, carbonatación mineral, etc.). |
Limitaciones |
No se puede aplicar a fuentes de emisiones difusas como el transporte, sino a fuentes puntuales como las centrales eléctricas y la industria pesada. |
La captura de CO2 y su posterior almacenamiento resulta fundamental para poder cumplir con los objetivos de emisiones netas cero previsto para el año 2050 en Europa y lograr limitar el calentamiento global al menos en unos 1,5 °C.
Para reducir significativamente las emisiones industriales, cobran gran relevancia las tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y usos del CO2 conocidas por su acrónimo CAUC o por sus siglas en inglés CCUS.
Una de las ventajas que ofrecen estas tecnologías es que son compatibles, en su mayoría, con las infraestructuras energéticas existentes, lo que simplifica su puesta en marcha.
A tenor de los datos publicados por un informe especial del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), una planta industrial equipada con tecnología de captura y almacenamiento de carbono podría llegar a reducir sus emisiones netas de CO2 a la atmósfera entre un 80 % y un 90 %. Estos resultados hacen a estos sistemas económicamente viables en muchos escenarios y faciliten alcanzar los objetivos establecidos en la Ley Europea del Clima.
La captura de CO2 busca obtener un flujo concentrado de este gas, para facilitar su transporte y posterior almacenaje. Puede lograrse a través de 3 métodos:
La elección entre estos 3 sistemas depende de la naturaleza y necesidades de cada planta. En todo caso, sea cual sea la respuesta, todas necesitan que el CO2 sea comprimido para poder transportarlo.
En lo tocante al transporte se pueden utilizar las infraestructuras maduras de combustibles fósiles de las que disponemos como los gasoductos o hacerlo en buques para distancias más largas.
Actualmente, existen 3 métodos principales de almacenamiento si atendemos al estudio del IPCC anteriormente citado:
Sea cual sea el método por el que se opte, va a ser preciso trabajar en un protocolo de gestión de riesgos que abarque todo el proceso. Actualmente, no existen protocolos normalizados, por lo que la captura y el almacenamiento de carbono aún no puede llevarse a cabo de manera masificada.
Las soluciones para reducir el CO2 de la atmósfera incluyen su captura y almacenamiento, y otras buenas prácticas al respecto como la monitorización intensiva y protocolos para evitar fugas y preservar la eficacia a largo plazo.
En este orden de cosas, el IPCC señala que aplicar estas tecnologías a fuentes de energía de biomasa, podría incluso lograr lo que se conoce como emisiones negativas, es decir, conseguir la eliminación neta de CO2 de la atmósfera.
En todo caso, es preciso incluir estas soluciones en un enfoque global, que combine estas medidas con otras, como las que te enumeramos seguidamente:
A modo de conclusión y para que puedas disponer de un resumen de lo comentado en este artículo, te hemos preparado una recapitulación de las ventajas de los CAC:
Si nos centramos en las limitaciones y desafíos, las más relevantes son:
Todo ello pone de manifiesto la necesidad de seguir apostando por la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación.
Aunque en España, todavía no se dan las condiciones para implantar CAC a gran escala (en Europa sí hay 120 proyectos en desarrollo, en virtud de los datos publicados por Global CCS Institute y la Agencia Internacional de la Energía o IEA), según los expertos avanzar en este camino va a permitir estar preparados para aprovechar su potencial para un futuro más sostenible.
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