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Transición energética: qué es y diferencias con el autoconsumo
La transición energética plantea un cambio de modelo de la energía para Europa que debe culminar en la neutralidad en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2050. Las implicaciones de cumplir con esta hoja de ruta suscitan tanta polémica como necesidad de compromiso por parte de todos los sectores implicados.
Esta transición, que nace del Pacto Verde Europeo, va a transformar el panorama productivo y de consumo de los países por lo que debes saber qué es, cuáles son sus compromisos y en qué se diferencia del autoconsumo.
¿Qué es la transición energética?
La transición energética es el cambio de modelo energético tanto en la producción como en el consumo resultante del Pacto Verde Europeo –The European Green Deal– de diciembre de 2019 y plasmada en la Ley Europea del Clima.
Por su parte, el Pacto Verde Europeo persigue transformar la Unión Europea en una sociedad justa y próspera, que disfrute de una economía moderna que realice un uso eficiente de sus recursos sin perder de vista el impulso de la competitividad.
El objetivo último es el de convertir a la Unión Europea en un continente neutro climáticamente en el año 2050 a través de una descarbonización ordenada de la economía.
A su vez, la Ley Europea del Clima surge de la necesidad de contar con un marco legislativo que apoye esta transición energética y que vele por la transparencia y rendición de cuentas en línea con los ciclos de revisión del Acuerdo de París de 2015.
Este acuerdo fue el primero vinculante sobre el clima a nivel mundial y se estableció en el marco del COP21, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La nueva economía resultante de este proceso debe ser más eficiente y estar basada en tecnologías renovables en todos los sectores. Al mismo tiempo debe fortalecer la seguridad energética nacional.
¿Cuáles son los compromisos de la transición energética?
La transición energética es resultante, tal y como venimos comentando, del Acuerdo de París de 2015. En el año 2019, 4 años más tarde, se celebró en Madrid el COP25, última cumbre antes de comenzar con la aplicación del acuerdo que establece los siguientes compromisos:
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de toda la economía española en al menos un 23 % con respecto al año 1990.
Promover las energías renovables en el consumo de energía final hasta al menos un 42 % en 2030.
Contar con un sistema eléctrico con al menos un 74 % de generación a partir de energías renovables.
Disminuir el consumo de energía primaria en al menos un 39,5 % para mejorar la eficiencia energética en línea con la normativa comunitaria.
Independientemente de estos compromisos, España debe mantener el objetivo final de neutralidad en el 2050 y contar con un sistema eléctrico basado al 100 % en fuentes de generación de origen renovable.
Medidas para una transición justa
Una de las características básicas de esta transición energética es que debe ser justa y ordenada. Para ello, debe ceñirse a las siguientes pautas:
Identificar los colectivos, sectores, empresas y territorios vulnerables o potencialmente vulnerables al proceso de transición energética.
Analizar las oportunidades de actividad económica y empleo.
Desarrollar políticas industriales, agrarias y forestales innovadoras de promoción de la actividad económica, de empleo y de formación ocupacional.
Utilizar instrumentos para el seguimiento del mercado de trabajo en el marco de la transición energética propiciando la participación de agentes sociales, así como de mesas de diálogo social.
Elaborar convenios de transición justa que velarán por los principios de inclusión social, igualdad de género y accesibilidad universal.
En lo que respecta a estos convenios deben incluir medidas fiscales, de financiación, de apoyo I+D+i, de digitalización, de emprendimiento, de empleo, de protección social y actividades formativas con el objetivo de incentivar la adaptación de todos los trabajadores.
Diferencia entre transición energética y autoconsumo
Una confusión habitual es considerar que transición energética y autoconsumo son lo mismo, pero no es así.
El autoconsumo es la generación de energía basada en fuentes renovables para tu propio consumo enfocada a reducir costes y a tratar la energía de manera más eficiente. Esta producción de energía puede realizarse a través de instalaciones fotovoltaicas o instalaciones híbridas.
El autoconsumo supone, sin lugar a dudas, un empuje para la transición energética regulada por la Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico. En dicha ley se establecen las diferentes modalidades de autoconsumo con excedentes o sin excedentes.
Este proceso de cambio coloca al consumidor en el centro del sistema energético que se beneficia además de las ventajas del autoconsumo colectivo gracias a la Directiva UE 2018/2001.
Con el tiempo, se desea poner el foco en la creación de islas energéticas inteligentes que se beneficien del marco legislativo propulsado por el Acuerdo de París.
El autoconsumo, como puedes comprobar, es una de las herramientas que la transición energética está desarrollando para cumplir con su compromiso de neutralidad y accesibilidad de la energía de la manera más justa posible.
En ese sentido y a modo de ejemplo, encontramos la promoción de la realización de proyectos de autoconsumo en zonas de transición afectadas por el impacto socioeconómico de los cierres de centrales térmicas, minería del carbón o centrales nucleares.
En paralelo, se debe hacer hincapié en la formación profesional y recualificación hacia ocupaciones relacionadas con el autoconsumo para generar impactos socioeconómicos positivos.
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