
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
El sistema de gestión de energía (SGE) es una herramienta que permite desarrollar la política energética de una empresa, mejorando los procesos para una mayor eficiencia energética.
Se trata de una estrategia voluntaria, pero altamente recomendable para reducir los costes energéticos de una organización y reducir su huella de carbono.
El SGE puede certificarse a través de la norma ISO 50001, lo que acredita que se cumpla con la normativa vigente en materia de eficiencia energética.
Te invitamos, en las siguientes líneas, a seguir profundizando sobre la definición de un SGE y sobre cómo ayuda a empresas y edificios.
Un sistema de gestión de energía es una estrategia que desarrolla e implementa la política energética de una empresa mediante un conjunto de medidas y procesos interrelacionados y sistemáticos para conseguir objetivos de mejora energética.
De esta manera, esta gestión se integra en sistemas de un proyecto integral para la mejora de la calidad de los procesos y/o protección del medioambiente.
Entre los objetivos de un SGE se encuentran:
Mejorar la eficiencia energética de los procesos de una organización de forma sistemática.
Aumentar el aprovechamiento de las energías renovables y sus excedentes, si se da el caso.
Asegurar que los procesos cumplen la política energética de la organización.
Verificar que los protocolos y sistemas energéticos respetan la normativa aplicable.
Establecer objetivos alcanzables, realistas y coherentes con las políticas energéticas del país.
El funcionamiento de un sistema de gestión de energía parte de la premisa de “qué objetivos queremos alcanzar” y con base en ellos se desarrolla un programa cuyos pasos básicos son:
Planificación del calendario de acciones necesarias para alcanzar los objetivos.
Implementación de las medidas que se ha determinado eran necesarias para mejorar la eficiencia energética.
Verificación y seguimiento de los resultados para comprobar si las medidas han funcionado o es preciso aplicar correctivos.
Revisión por la dirección de la organización para que, en virtud de los resultados obtenidos se decida qué actuaciones se van a incluir en la siguiente ronda de planificación.
Un SGE es un ciclo constante que abarca toda la dimensión energética de una organización, desde el uso, al consumo y rendimiento. A medida que se implementan medidas exitosas, vuelve a reproducir el ciclo.
Para que un SGE sea un éxito varios agentes clave deben trabajar de manera coordinada, dentro y fuera la organización:
Dirección. Asume el compromiso con la política de mejora energética de manera activa, define los objetivos, y asigna los recursos humanos y financieros necesarios para su desarrollo.
Coordinador. Es una figura designada por la dirección de la empresa que lidera la implementación del SGE, y comprueba su correcto mantenimiento.
Equipo interno de gestión de la energía. Se trata de un grupo multidisciplinar que ejecuta el programa de gestión de energía. Suelen ser trabajadores de la empresa, aunque puede recibir el asesoramiento de consultores externos.
Personal de la organización. Son las personas que integran las acciones del SGE y reciben formación sobre el uso eficiente de la energía. Incluirlos en el feedback de las acciones, aporta ideas y ayuda a detectar mejoras.
Consultores o auditores internos o externos. Son expertos con conocimientos técnicos especializados que participan desde los primeros pasos en la implementación de la SGE. Revisan su cumplimiento y eficacia.
Otros colaboradores externos. Pueden verse involucrados otros intervinientes en las relaciones con la empresa como proveedores, subcontratistas o clientes.
Además de esta estructura organizacional, un SGE debe contar con procedimientos claros, precisos y evolutivos, además de poder contar con los recursos necesarios para su implementación.
La implementación de un SGE puede durar varios meses. Una hoja de ruta que suele utilizarse es lo que se conoce como el ciclo de mejora continua Deming o PDCA (del inglés Plan-Do-Check-Act), que en español se conoce como PHVA (Planificar-Hacer-Verificar-Actuar):
Planificar. Se analiza el punto de partida y se realiza un diagnóstico inicial de los problemas que deben solventarse a través de una auditoría energética. Con base en ellos, se establecen los objetivos.
Hacer. Se aplican las medidas detectadas para mejorar la eficiencia energética en entornos controlados que permiten un control y seguimiento.
Actuar. Se analizan y corrigen desviaciones, además de actualizar objetivos si es necesario.
La norma ISO 50001 es un estándar internacional que marca los requisitos mínimos para implementar un sistema de gestión energética que ayude a mejorar el desempeño de una organización de manera sistemática. Puede integrarse con otros sistemas de gestión como la ISO 9001 de calidad y la ISO 14001 de medioambiente.
Resulta necesario aclarar que las empresas que desean certificarse con esta norma deben realizar una auditoría energética incluso si no están obligadas a ello por el Real Decreto 56/2016, como las microempresas, empresas pequeñas y medianas (pymes).
La certificación del sistema de gestión energética ISO 50001 permite reducir costes energéticos y las emisiones nocivas para el medioambiente, facilita la integración de la gestión energética, asegura a la empresa que la aplica que cumple con los requisitos legales en materia de sostenibilidad. De manera indirecta, mejora la competitividad al reducir los costes y potenciar la imagen de marca de la organización.
Un sistema de gestión de energía proporciona beneficios medioambientales, económicos y corporativos. En la siguiente tabla recogemos algunos de los más relevantes:
Tipo de beneficio |
Descripción |
---|---|
Económicos |
|
Medioambientales |
|
Corporativos |
|
Sí, los SGEs ofrecen importantes beneficios técnicos a los edificios residenciales, proporcionando ahorros en el consumo de la energía de hasta un 30 % dado que incorporan herramientas para la mejora de la eficiencia energética.
Entre ellas se encuentran la infraestructura del internet de las cosas (IoT) en edificios inteligentes, o los sistemas de climatización HVAC, capaces de ofrecer calefacción, refrigeración y ventilación a cualquier espacio.
Sumadas a estas ventajas pueden optar a ayudas y subvenciones para la mejora de la eficiencia energética, así como bonificaciones del impuesto de bienes inmuebles (IBI) y del impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO).
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
La vida útil y costes de una batería de coche eléctrico dependen de su tecnología y del uso. Al cabo de los años pierden parte de su capacidad de carga.
Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) impulsan la responsabilidad corporativa, competitividad y resiliencia ante desafíos globales.