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Las energías limpias son una gran apuesta para alcanzar los objetivos planteados por Europa en materia de transición energética. No deben confundirse con las energías renovables, ya que podemos encontrar fuentes de energía limpias y renovables, como la solar o la eólica, y fuentes de energía exclusivamente limpias, como la nuclear.
Se trata de una cuestión que va a afectar a la totalidad de los ciudadanos, por ello es importante conocer sus detalles.
Con la intención de disipar las posibles dudas que te estés planteando al respecto, vamos a hablarte ya mismo sobre qué son las energías limpias y qué tipos existen.
Las energías limpias son fuentes de energía que producen cantidades ínfimas o inexistentes de elementos contaminantes en comparación con otras energías.
Entrando en mayor detalle, no solo hacen referencia a la emisión de cero –o prácticamente cero– contaminantes, sino que también se refieren a:
Así las cosas, se trata de un concepto equiparable al de fuente de energía sostenible, pero no debe confundirse con fuentes de energía renovables, aunque es un error interpretativo habitual.
Las energías renovables son aquellas que se obtienen de fuentes naturales ilimitadas, mientras que las energías limpias, también llamadas energías verdes, no entrañan efectos negativos para el medioambiente.
No obstante, cabe señalar que una misma fuente de energía puede ser renovable y limpia, como la solar o la geotérmica.
El Pacto Verde Europeo fija un ambicioso objetivo: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Se trata de un proceso paulatino que tiene como primer hito la reducción de al menos un 55 % de estos gases nocivos en 2030, tomando como referencia de partida los niveles de 1990.
En esta estrategia, las fuentes de energía limpia juegan un gran papel, por lo que es importante que conozcas, al menos, las principales.
La energía solar es la que se obtiene de la radiación solar por medio de captadores que pueden ser fotovoltaicos, para la obtención de energía eléctrica, o térmicos, para la generación de calor.
Se trata de la fuente de energía más utilizada hasta la fecha en instalaciones de autoconsumo eléctrico.
Los paneles fotovoltaicos, es decir, los solares orientados a la producción de electricidad verde, se pueden instalar igualmente en el mar, en parques flotantes.
La energía eólica transforma la fuerza cinética provocada por el viento y las corrientes de aire, en energía eléctrica gracias a un aerogenerador.
Al igual que ocurre con los paneles fotovoltaicos, los generadores eólicos pueden colocarse en parques terrestres, o bien en parques eólicos marinos flotantes.
El mar provee de diferentes tipos de energías limpias, además de la eólica que acabamos de ver:
La energía geotérmica o geotermia es la que se obtiene del interior de la Tierra.
A gran escala requiere de yacimientos termales o de géiseres que aprovechan la temperatura a partir de 150 ºC, aunque es posible utilizarla en instalaciones a menor escala, tanto para producir electricidad, como para alimentar sistemas de climatización y de Agua Caliente Sanitaria (ACS).
La biomasa emplea la porción biodegradable de la materia orgánica de origen animal o vegetal para crear energía mediante procesos de transformación que pueden ser naturales o provocados.
Ligado a la biomasa, el biogás se obtiene de residuos ganaderos y agroindustriales.
Sin embargo, también se consigue reutilizando los lodos de aguas residuales urbanas y residuos orgánicos domésticos, fomentando de esta manera la economía circular.
El hidrógeno verde es otra de las apuestas clave en el proceso de descarbonización de la energía al producirse gracias a energías renovables como la eólica o la solar.
La energía nuclear es un ejemplo de energía limpia puesto que no produce gases de efecto invernadero, pero no es renovable.
Se obtiene extrayendo la energía que contiene un átomo de su núcleo, de ahí su nombre.
Llegados a este punto, cabe una mención especial al gas natural.
Aunque no es una energía limpia propiamente dicha, sí es considerada como tal por su importante papel en la transición energética al emitir muchos menos contaminantes que los combustibles fósiles.
De hecho, tanto el gas natural como la energía nuclear son consideradas energías de transición ecológica por el Parlamento Europeo por su función esencial para mitigar el cambio climático.
Los beneficios de las energías limpias son cuantiosos.
La principal ventaja es que se trata de energías respetuosas con el medioambiente que no emiten gases de efecto invernadero o lo hacen en un porción mínima, pero hay más:
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La vida útil y costes de una batería de coche eléctrico dependen de su tecnología y del uso. Al cabo de los años pierden parte de su capacidad de carga.
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