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El suelo radiante es una solución eficiente para calentar tu vivienda, tanto si es por tuberías de agua o por malla calefactora.
Se instala bajo todo tipo de suelos y reparte el calor de manera uniforme por toda tu casa. Además, dado que funciona con temperaturas bajas, resulta una solución eficiente.
Una de las grandes ventajas de ambos sistemas es que pueden alimentarse con diferentes fuentes de energía, lo que te permite encontrar combinaciones que se adaptan exactamente a tus necesidades y presupuesto.
Si quieres profundizar en qué es el suelo radiante, cómo funciona y cuáles son sus ventajas, sigue leyendo porque de todo ello vamos a hablarte en este artículo.
El suelo radiante es un sistema eficiente de calefacción a través de una red de conductos que se instalan bajo el pavimento que pueden transportar agua, o bien puede estar conformado por una suerte de malla calefactora eléctrica.
Ambos sistemas transmiten el calor al pavimento y lo expanden por la vivienda de manera homogénea gracias a la conducción de aire, las corrientes de convección y la radiación.
Precisamente, el confort térmico que proporciona el suelo radiante se debe a la emisión del calor por radiación en todas las direcciones, dando como resultado un calor uniforme y saludable que evita que el aire frío, que pesa más que el caliente, permanezca en las zonas inferiores de la vivienda.
Por otro lado, el hecho de que se instale bajo el suelo, añade una ventaja más a este sistema: te permite disfrutar de un espacio diáfano en tus espacios, ya que el suelo radiante no se ve a simple vista y no ocupa lugar, como ocurre con los radiadores o emisores de calor.
Debes considerar que es un sistema lento, es decir, que alcanza la temperatura objetivo poco a poco, pero que, sin embargo, cuenta con una gran inercia térmica, esto es, que permite mantener la temperatura ideal de manera eficiente.
Aunque hemos sobrevolado el funcionamiento del suelo radiante, es necesario profundizar en algunos aspectos que te van a ayudar a valorar si es un sistema de calefacción que puede cumplir con tus necesidades.
Para ser lo más precisos posible, vamos a discriminar entre suelo radiante por agua y eléctrico.
El suelo radiante por agua funciona haciendo circular un caudal pequeño de agua caliente por un circuito de tuberías cerrado, en cierta medida análogo al de un sistema de distribución de la calefacción por radiadores de agua. Sin embargo, la temperatura del agua que necesita el suelo radiante es inferior a la de los radiadores convencionales.
Por ello, este tipo de suelo debe combinarse con un sistema que caliente el agua como puede ser:
En lo que respecta a su instalación, el suelo radiante por agua debe recubrirse de al menos de 30 milímetros de mortero sobre el que, posteriormente, se coloca el suelo que hayas elegido.
Un gran punto a favor de este sistema es que puede climatizar la vivienda tanto en invierno como en verano:
El suelo radiante eléctrico funciona con una malla de resistencias eléctricas que se empotran en el suelo sobre una lama aislante y transmiten calor al convertir la energía eléctrica en calorífica.
Resulta un sistema muy sencillo de instalar del tipo plug and play, a diferencia del suelo radiante por agua, y que puedes alimentar con la electricidad verde que produzcas con tus paneles solares.
Si quieres sacar el mayor partido a este tipo de instalación es necesario que instales, si no cuenta con ello, un cronotermostato que te permita programar su funcionamiento de manera automática y eficiente, ajustando su encendido y apagado a tus hábitos de consumo.
Estos suelos eléctricos cuentan con dos tipos básicos:
Llegados a este punto, quizás te estés preguntando qué suelo radiante es mejor. La respuesta depende de diversos factores y requiere de un análisis pormenorizado de la ubicación de tu casa, su orientación y aislamiento térmico y los metros que necesitas calentar.
Lo más recomendable es que busques el asesoramiento de una empresa instaladora experta que te va a ayudar con datos objetivos a elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.
Puedes empezar considerando las siguientes ventajas de uno y otro suelo radiante, aunque ten presente que ambos son eficientes y proporcionan un gran confort térmico.
Es ideal si buscas una solución versátil que puedas usar también en verano para refrescar los espacios.
Un punto a su favor es que puedes utilizar tu caldera de gas para calentar el agua de manera más eficiente que con radiadores.
Si buscas una instalación más sencilla y económica, y que se caliente más rápido, el suelo radiante eléctrico es mejor opción y da una respuesta de calor inmediata. También es más silencioso, ya que no van a darse posibles ruidos de la circulación del agua.
Además, su mantenimiento es prácticamente nulo y si optas por el suelo eléctrico laminado vas a poder zonificar tu casa, o incluso instalarlo únicamente donde lo necesites.
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