
Las baterías de coches eléctricos son elementos claves cuyas características es preciso conocer. Influyen en el precio del coche y su autonomía.
Los coches a gas son vehículos que pueden propulsarse usando para ello diferentes tipos de gases. Se caracterizan por reducir significativamente las emisiones de humos contaminantes, además de por propiciar un ahorro si los comparamos con los vehículos que usan combustibles fósiles convencionales.
Se trata de alternativas más económicas que los coches eléctricos y brindan un coste considerablemente menor en el precio del carburante.
Por su papel en la transición hacia una movilidad más sostenible y por ser una opción que puede ayudarte a ahorrar en tus desplazamientos, vamos a hablarte sobre qué son los coches a gas, qué tipos existen y qué ventajas ofrecen.
Los coches a gas son vehículos que utilizan diferentes tipos de gas para propulsarse y que aportan un gran número de ventajas ante medidas de restricción de la circulación por causas medioambientales como las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
Además de las mencionadas, otra de las razones principales de su auge es que, a día de hoy, la compra de un coche a gas resulta más económica que la de un coche eléctrico e incluso que la de los híbridos no enchufables.
Los coches a gas pueden utilizar diferentes tipos de combustible para su funcionamiento que enumeramos a continuación.
Este tipo de coche se propulsa con gas licuado del petróleo, de ahí su nombre de GLP, combinando el gas butano con el propano que se almacena líquido y que puede usarse igualmente en el ámbito doméstico.
Este tipo de gas, que se conoce como autogás, tiene un precio más bajo en el mercado, lo que facilita para el usuario un ahorro que puede alcanzar el 30 o el 40 % si lo comparamos con el equivalente a gasolina o diésel.
La modalidad dual, es decir, coches que tienen un tanque de combustible convencional y otro de GLP, es la más extendida en Europa al aumentar la autonomía de los vehículos.
Al mismo tiempo, suponen una energía más limpia y respetuosa con el entorno.
Los coches GNV son coches a gas natural vehicular, esto es, gas natural que se emplea como combustible para su propulsión. Pueden ser GNL (gas natural licuado) o GNC (gas natural comprimido).
Ambos tipos ofrecen las mismas ventajas a los coches que los utilizan en comparación con los impulsados por combustibles fósiles convencionales, destacando entre ellas el ahorro y la disminución en la emisión de gases nocivos.
Si lo comparamos con un coche de gasolina, los vehículos GNV reducen las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en un 25 %, las de óxido de nitrógeno (NOx) hasta un 75 % y las partículas y otros componentes como el azufre son prácticamente nulas.
Los coches GNL son los que utilizan el gas natural licuado previamente convertido en estado líquido para poder ser transportado y almacenado a muy baja temperatura con el objetivo de reducir su volumen.
Mientras el GNC se emplea esencialmente en el transporte ligero, el GNL se utiliza en el transporte pesado al propiciar una mayor autonomía.
Los coches GNC cuentan, como los de GLP, con dos tanques de combustible pero emiten aún menos emisiones que los anteriores.
Su funcionamiento se basa en la transmisión hacia el colector de admisión del gas a alta presión que debe reducirse para hacerlo compatible con el sistema de inyección.
Se trata de vehículos de gran eficiencia que permiten ahorrar energía en comparación incluso con el coche eléctrico puro.
El éxito de los coches a gas reside, como hemos ido viendo, en sus muchas bondades que afectan tanto al consumidor final como al medioambiente.
La combustión de los coches a gas es muy limpia con bajas emisiones de CO2, NOx y partículas contaminantes.
De acuerdo con lo manifestado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) el autogás o coche propulsado por gas emite un 20 % menos de CO2 que el coche de gasolina y hasta un 60 % menos de óxido de nitrógeno.
En estos porcentajes debes tener presente que los coches a gas natural emiten menos gases contaminantes que los de GLP, como hemos visto en el apartado dedicado a ellos.
De igual modo, estos coches reducen no solo los olores y humos, sino también las vibraciones, siendo más silenciosos que los convencionales.
A pesar de que resultan más caros a la hora de comprarlos, la inversión se rentabiliza a corto plazo gracias al precio del combustible.
En el momento de redacción de este artículo, incluso en el caso de los coches de GLP cuyo consumo es mayor que el de la gasolina, esto se ve compensado por el precio del carburante.
Asimismo, los costes de mantenimiento son inferiores a los de los vehículos que utilizan otro tipo de combustibles fósiles más contaminantes.
El número de averías es inferior y los cambios de aceite son menos frecuentes dado que estos gases no lo ensucian con depósitos carbonosos.
Hemos avanzado que los coches a gas son más silenciosos al reducir considerablemente las vibraciones, lo que brinda una experiencia de conducción más suave que, a su vez, protege el motor con una combustión más limpia.
Los coches a gas cuentan con la etiqueta ECO que permite circular por la mayoría de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) de nuestro país, además de beneficiarse de una serie de ventajas fiscales y bonificaciones administrativas.
Si bien es cierto que los puntos a favor de los vehículos a gas son importantes, es necesario abordar algunos de sus inconvenientes para que puedas contar con la información completa.
Destacamos estos 3 inconvenientes principalmente:
En línea con lo anterior, existen otras alternativas clave para lograr la transición hacia una movilidad sostenible como los vehículos 100 % eléctricos u otros tipos de coches eléctricos como los híbridos.
Otra posibilidad, aunque aún necesita de mayor desarrollo, es el coche de pila de hidrógeno y que se trata de coches con la etiqueta cero de la DGT.
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La vida útil y costes de una batería de coche eléctrico dependen de su tecnología y del uso. Al cabo de los años pierden parte de su capacidad de carga.
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