Bioenergía qué es y para qué sirve

La bioenergía va a jugar un papel determinante en la transición energética como una de las energías renovables con más proyección, dado que es capaz de proveer de energía térmica y eléctrica, además de ser una fuente de biocombustibles como el biodiésel o el biogás. 

A pesar de sus bondades, la bioenergía plantea importantes retos para la sociedad, ya que requiere un abordaje en consonancia con las características y posibilidades de cada territorio. 

Por esta razón, su desarrollo debe ser multifactorial y abarcar toda la cadena de producción, esto es, recolección, almacenamiento, acondicionamiento, transporte, conversión energética y aplicación. 

Esta innovación energética te va afectar, por ello es importante que dispongas de toda la información necesaria para entender qué es exactamente esta bioenergía y para qué se va a utilizar.   

¿Qué es la bioenergía?

La bioenergía es un tipo de energía renovable que se genera a partir de la biomasa, es decir, del aprovechamiento de la materia orgánica de manera directa, por combustión o de manera indirecta, al someterla a una transformación que da lugar a otro producto, como los biocombustibles. 

Esta biomasa se obtiene directamente de la naturaleza –de material orgánico como árboles o plantas–, de residuos agrícolas y urbanos o de cultivos energéticos.  

La bioenergía es una de las energías renovables que puede sustituir los combustibles fósiles sometiendo la biomasa a procesos de transformación. 

Su energía se genera a través de procesos tan sencillos como la quema de palos y ramas con el objetivo de cocinar, tal y como se ha hecho a lo largo de la historia, o de procesos más elaborados como la gasificación de astillas de madera o la modificación genética de microorganismos para obtener biocombustibles destinados al transporte.

En cualquier caso, la idoneidad de estos sistemas de producción de bioenergía depende en gran medida de las estructuras y mercados existentes. 

En el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) se recalca la necesidad de trabajar en el marco de la estrategia europea para acelerar el desarrollo y despliegue de tecnologías bajas en emisiones de carbono como la energía eólica, fotovoltaica, geotérmica o la bioenergía para la eficiencia energética en edificios, en la industria y en ciudades inteligentes y sostenibles, entre otros objetivos. 

Bioenergía

¿Para qué sirve la bioenergía?

La bioenergía es una fuente de energía térmica, eléctrica o de biocombustibles. 

Además, tal y como se recoge en el Plan de Acción Europeo sobre la Biomasa (PAB), supone una buena oportunidad de creación de empleo y crecimiento económico siempre que su producción y distribución se realicen bajo criterios de sostenibilidad y de eficiencia energética. 

Uso como energía térmica

La energía térmica se obtiene de la quema de biomasa sólida para producir calor y agua caliente sanitaria (ACS), aunque también es posible alimentar sistemas de refrigeración.  

Uso como energía eléctrica

El uso de biomasa sólida –principalmente paja o astillas procedentes de cultivos energéticos de especies como los sauces, eucaliptos y chopos– se realiza en plantas para la generación de energía eléctrica de más de 2 megavatios (MW). 

El vapor resultante del proceso alimenta una turbina que acelera un generador que, a su vez, origina una corriente eléctrica. 

Uso como biocombustible 

Los biocombustibles comprenden diversos combustibles líquidos y gaseosos destinados al transporte sostenible y se obtienen directa o indirectamente de recursos naturales y de la biomasa

Su finalidad última es liberar la energía contenida en sus componentes químicos mediante una reacción de combustión. 

El Real Decreto 376/2022, por el que se regulan los criterios de sostenibilidad y de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los biocarburantes, biolíquidos y combustibles de biomasa, plasma que deben cumplir con criterios de sostenibilidad relativos a: 

  • Uso de la tierra y cambio de uso de la tierra asociados a la producción de la materia prima. 
  • Producción sostenible de los biocarburantes.
  • Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero derivada del uso de biocarburantes.

Los biocombustibles se organizan en base a 4 generaciones diferentes con respecto a los sistemas de producción. 

Biocombustibles de primera generación 

Proceden de cultivos agrícolas. Este es el caso del bioetanol que se obtiene del maíz, de la caña de azúcar o del almidón –dependiendo de la zona de producción–, o también del biogasóleo que se consigue gracias a semillas oleaginosas. 

Biocombustibles de segunda generación 

Se generan a partir de los residuos de las industrias agroalimentarias y forestales, de aceites usados, de residuos orgánicos urbanos y grasas de animales. A esta segunda generación de biocombustibles pertenece el biogás.

En un futuro se espera que estos combustibles de segunda generación, sustituyan en relevancia a los primeros. En ese sentido, según expone el Real Decreto 205/2021, para integrar el uso de energías renovables en el sector del transporte, cada Estado miembro de la Unión Europea debe solicitar a los proveedores de combustible que garanticen que la cuota de energías renovables en el consumo final de energía en el sector del transporte sea como mínimo del 14 % en 2030. 

Estas medidas responden a un plan trazado por la Unión Europea para fomentar la economía circular basada en la reutilización de residuos.

Biocombustibles de tercera generación 

A este grupo pertenece la bioenergía obtenida por los cultivos energéticos de especies con una gran capacidad de crecimiento rápido y potencial energético, así como de las algas verdes y verde azulado. 

Los procesos para obtener biocombustibles con estas materias primas se encuentran en fase de desarrollo, aunque ya se ha logrado producir etanol y diésel renovable derivado de la hidrogenación (HDRD por sus siglas en inglés). 

Biocombustibles de cuarta generación 

Estos combustibles procedentes de la bioenergía se consiguen a partir de bacterias genéticamente modificadas, sin embargo, por el momento se sigue experimentando con estos procedimientos. 

Sin duda, la bioenergía plantea grandes retos, pero también abre un abanico de posibilidades de desarrollo laboral y puede impulsar nuevas perspectivas económicas para las regiones rurales.

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