
Los huertos solares permiten generar energía limpia y renovable aprovechando la energía del sol. Conoce todas las ventajas de esta solución innovadora.
Existen diferentes tipos de instalaciones fotovoltaicas que responden a las necesidades de cada usuario. Puedes conectarlas o no a la red eléctrica, puedes vender o compensar excedentes o incluso puedes acumular energía para aprovechar al máximo la radiación solar.
La energía fotovoltaica es una de las energías renovables con mayor participación en la transición energética pautada por los objetivos europeos que requieren de una electrificación renovable de la economía y de los servicios.
Dada su relevancia en el panorama energético actual se hace necesario que conozcas los diferentes tipos de instalaciones fotovoltaicas, información que te permitirá, además, determinar cuál será la mejor solución para ti.
Las instalaciones fotovoltaicas son modelos de producción de energía que se sirven de la radiación solar para crear electricidad mediante paneles o placas solares, tanto para el uso doméstico como empresarial o industrial.
Se trata de una energía limpia y renovable que se muestra estratégica en las políticas energéticas enfocadas a la sostenibilidad.
En 2021, de acuerdo con el avance del “Informe del sistema eléctrico español 2021” de Red Eléctrica Española (REE), las tecnologías renovables han representado el 56,6 % de la capacidad de producción nacional, lo que equivale a 112.846 MW (megavatios). En ese contexto, la energía fotovoltaica ha aumentado en casi un 37 %.
Los 2 tipos principales de instalaciones fotovoltaicas responden a si se encuentran aisladas o conectadas a la red eléctrica.
Como su nombre ya anticipa, las instalaciones fotovoltaicas aisladas no están conectadas a la red eléctrica por lo que la energía producida se consume en el mismo punto de producción.
Son propias de sistemas de autoconsumo en viviendas en las que no llega el suministro eléctrico o de aplicaciones que requieren menor energía como los dispositivos de bombeo, señalización, comunicaciones, etc.
Este tipo de instalaciones suelen combinarse con acumuladores de energía o baterías para compensar la falta de radiación por la noche o en días nublados, y suelen emplearse en escenarios que, por sus circunstancias, necesitan independencia energética.
Por ello, es necesario que en el estudio del proyecto se tenga en cuenta que la energía generada por la instalación y la capacidad de almacenamiento de la misma deben cubrir las necesidades de la vivienda o empresa durante varios días.
Las instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red se integran en el suministro eléctrico de tal manera que en caso de necesidad se abastecen de él para no interrumpir el consumo.
Son instalaciones orientadas a la venta de energía eléctrica y/o al autoconsumo eléctrico que permiten ahorrar en la factura de la luz. De hecho, este tipo de instalaciones permiten la modalidad de consumo con excedentes mediante el cual puedes vender el exceso de electricidad producida o compensar el importe en la factura, tal y como veremos seguidamente.
La cantidad de energía que puede producir una instalación eléctrica depende del dimensionamiento de la misma, factor que ha debido tenerse en cuenta a la hora de diseñarla con base en las previsiones de consumo del usuario.
No obstante, puede darse el caso de que se desee utilizar la producción de electricidad verde para abaratar los costes de instalaciones conectadas a la red.
Este tipo de instalación fotovoltaica no vierte energía a la red eléctrica por lo que debe ajustarse su diseño a la demanda para que la inversión no se dispare y no exista prácticamente energía sobrante.
El Real Decreto 244/2019 recoge los términos establecidos para acogerse a la compensación simplificada de los excedentes mediante un retorno económico por los vatios vertidos a la red eléctrica, dicho de otro modo, te permite vender la energía que hayas producido y no hayas consumido.
Se trata de una variante del autoconsumo con excedentes que ofrece la posibilidad de compensar la cantidad de energía sobrante en tu factura eléctrica mensual, es decir, tu suministradora descuenta, según los términos estipulados en el contrato, el importe equivalente a los excedentes que has vertido.
Otro modo de clasificación es analizando la forma de consumo centrándose en si se acumula la energía para poder utilizarla cuando la radiación es insuficiente o inexistente, o si te abasteces de una instalación colectiva de autoconsumo.
Con el objetivo de aprovechar al máximo la capacidad de tu instalación solar puedes recurrir a acumuladores eléctricos o a baterías solares.
Es cierto que la inversión inicial será más elevada, pero la rentabilidad de la instalación será mayor.
Las instalaciones colectivas resultan de la unión de varios consumidores dispuestos a compartir su propia generación de energía gracias a instalaciones comunes. Un ejemplo es una comunidad de vecinos, aunque pueden darse en otros contextos como parques empresariales, comunidades de bienes, etc.
Es probable que hayas oído hablar de las comunidades energéticas. Se trata de entidades jurídicas a las que puedes acogerte para beneficiarte de suministros eléctricos y/o térmicos en tu ciudad y que se engloban dentro de los planes de eficiencia de las futuras ciudades sostenibles.
Los huertos solares permiten generar energía limpia y renovable aprovechando la energía del sol. Conoce todas las ventajas de esta solución innovadora.
Evitar que las palomas se acerquen a los paneles solares es necesario para no dañarlos. Puedes colocar mallas, pinchos o sistemas de bloqueo antipájaros.
Las comunidades solares son proyectos promovidos por entidades públicas o privadas que facilitan el acceso a una electricidad renovable de proximidad.