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¿Qué es el confort térmico y cómo conseguirlo para ahorrar?
El confort térmico es un concepto cada vez más presente, sobre todo, cuando se habla de nuevas construcciones. Por otro lado, ha conseguido relevancia por su relación directa con el ahorro energético y, consecuentemente, con el ahorro económico en la factura.
Sin embargo, para alcanzar el mayor bienestar posible, se deben tener también en cuenta algunos factores estrictos, como la temperatura y humedad del aire o las condiciones de habitabilidad.
¿Qué es el confort térmico?
El confort térmico es la sensación de satisfacción física y psíquica de las personas con el ambiente térmico de una edificación. Por tanto, es una cuestión subjetiva y depende de diferentes factores.
Por su parte, la norma ISO 7730:2005 sobre ergonomía del ambiente térmico, delimita el confort térmico o índice de bienestar termohigrométrico de una persona como la “sensación mental de satisfacción con el ambiente térmico”. Se puede concretar como el estado en el que no se siente ni calor ni frío.
La insatisfacción de las personas o su disconformidad con el ambiente, puede ser causada por el frío o el calor. El cuerpo humano alcanza el confort térmico, únicamente si logra el equilibrio entre el calor producido por el metabolismo y las diferentes formas de disipación de este.
El equilibrio térmico o satisfacción con el ambiente depende de la temperatura, el sexo, la ropa, la edad y la actividad que estés llevando a cabo en ese momento.El confort térmico es un concepto cada vez más presente, sobre todo, cuando se habla de nuevas construcciones. Por otro lado, ha conseguido relevancia por su relación directa con el ahorro energético y, consecuentemente, con el ahorro económico en la factura.
Factores que determinan el confort térmico
Para lograr una temperatura confortable en el interior de un inmueble, la satisfacción térmica entre el cuerpo y el ambiente debe estar equilibrada, es decir, no deben darse situaciones de estrés térmico.
Los factores que determinan el confort térmico en una edificación y, por tanto, logran ahorrar energía son:
- La temperatura del aire y radiante.
- La humedad y velocidad del aire.
- La habitabilidad.
- Los textiles que conforman una vivienda.
Temperatura del aire y radiante
La temperatura que percibe una persona en el interior de una edificación, no solo depende de la temperatura del aire interior, sino también de la existente en la superficie que delimita el espacio en el que se encuentra, la denominada temperatura radiante.
A su vez, la temperatura radiante puede estar afectada por diferentes factores, como los materiales o la transmitancia térmica de cada componente constructivo.
Por ejemplo, si la temperatura es baja en comparación con la temperatura del aire, como suele ocurrir en invierno en construcciones sin aislamiento, las personas tendrán una sensación de frío desagradable, aunque la temperatura del aire supere los 20 °C.
Este contexto se debe a que existe una elevada diferencia de temperatura entre el cuerpo humano y las superficies, provocando una transferencia muy rápida de calor por radiación desde el cuerpo hacia las superficies frías.
Por este motivo, es aconsejable que la temperatura de la superficie de una habitación nunca supere la temperatura del aire interior en 2-3 °C.
Humedad del aire
La satisfacción térmica también está condicionada por la humedad del aire.
Si la temperatura del aire se encuentra entre 18 °C y 22 °C, la influencia de la humedad en el bienestar esrelativa. Sin embargo, cuando las temperaturas son más altas, la influencia se vuelve más significativa.
Realmente, el aire demasiado húmedo genera dificultad para transpirar, por ello, el intercambio de calor entre el cuerpo y el ambiente genera una sensación incómoda.
En este sentido, cuanto más alta sea la temperatura, mayor será la humedad del aire. Por ejemplo, a 25 °C la humedad relativa puede posicionarse sobre el 58 %.
También se percibe sensación de molestia en caso de una humedad relativa demasiado baja, por debajo del 35 %. El aire con poca humedad aumenta la proliferación de polvo, una cuestión especialmente incómoda para las personas con problemas de asma o alergias.
Velocidad del aire
En el caso de la velocidad del aire, el aumento o descenso de la velocidad, en comparación con la temperatura óptima de confort, puede generar una pérdida de calor en el cuerpo hacia el ambiente.
Las personas en los espacios interiores tienen más sensibilidad a los movimientos del aire, como las corrientes de aire, sobre todo, si la temperatura de ese aire es inferior a la del aire en circulación.
Por esta razón, es conveniente aislar las habitaciones, cuestión que se complica a medida que aumenta el tamaño de la estancia.
En línea con lo anterior, puede ser interesante saber cómo hacer una correcta zonificación en casa.
Habitabilidad
El confort térmico va más allá de la habitabilidad de las edificaciones. Como condición esencial para conseguir que un edificio sea habitable, has de evitar la generación de moho en el interior.
Para garantizar esta cuestión, la temperatura superficial interior de la envolvente, no puede estar por debajo del punto de rocío, de este modo, se previene la condensación superficial. De esta normativa, únicamente quedan exentas las ventanas.
La temperatura de rocío es un elemento que compete a la temperatura y la humedad relativa del aire, claves para lograr la satisfacción térmica.
Los textiles
Las telas que visten los espacios, las piezas tapizadas como sofás o butacas, y la ropa de las personas que se encuentran en una estancia, conservan el calor y, por tanto, ayudan a mejorar el ambiente térmico y a reducir el gasto energético.
Es aconsejable optar por tejidos orgánicos, puesto que al no llevar ningún componente sintético, conservan todas las propiedades que les otorga la naturaleza. Entre este tipo de materiales, destacan el algodón, el lino, el cáñamo o el bambú.
¿Se puede conseguir la eficiencia energética?
El confort térmico tiene especial relación con la eficiencia energética. Todos los factores que repercuten en el bienestar ambiental de un espacio, también influyen en la eficiencia térmica de un edificio, especialmente la humedad.
El aire húmedo es más lento de calentar que el aire seco. En este contexto, si se construye un edificio con materiales húmedos, el efecto aislante será más reducido. Así pues, es conveniente delimitar la humedad del aire en épocas frías a un máximo de 50 o 60 %.
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