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Conocer las partes de una caldera de gas natural te permite entender su funcionamiento para poder optimizar el consumo y conocer los múltiples sistemas de seguridad de que disponen.
Las calderas que se instalan en la actualidad son las de condensación, que además de ser muy seguras por su sistema de combustión estanco, son muy eficientes.
Si tienes una caldera de gas o está pensando en instalar una permanece atento a este artículo porque vamos a detallarte cuáles son los componentes de las calderas, para qué sirve cada uno y cómo funciona.
Antes de abordar las partes de una caldera de gas natural, es preciso señalar que actualmente las calderas que se instalan en las viviendas y prácticamente las únicas permitidas son las calderas de condensación.
Esto así en virtud de lo dispuesto en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), donde se prohíbe la instalación de las calderas atmosféricas y calderas de tipo B de hasta 70 kilovatios (kW) a no ser que se coloquen en locales especialmente diseñados para ellas o exteriores.
La razón es que este tipo de calderas de gas se sirven del aire ambiente para la combustión, siendo mucho más peligrosas que las de condensación, que lo extraen del exterior.
Hacemos esta precisión porque en este artículo vamos a centrarnos en los componentes de una caldera de condensación.
Las partes que garantizan el correcto funcionamiento de una caldera de gas natural son las que te describimos seguidamente.
El quemador es necesario para generar la llama. Lo consigue mezclando el gas con el aire y debe procurar una combustión eficiente.
Este componente de la caldera de gas realiza su función en la cámara de combustión que está sellada para evitar que los gases de la combustión se mezclen con el entorno, y cuenta con materiales que resisten las altas temperaturas.
Por un lado, una caldera de gas natural cuenta con un intercambiador primario que transfiere el calor generado por la combustión al agua del sistema que eleva su temperatura y genera vapor.
Por otro lado, un segundo elemento, el intercambiador secundario o zona de condensación recupera el calor del vapor que se ha generado y lo utiliza para aumentar la temperatura del agua, algo que incrementa la eficiencia del sistema.
La válvula de gas es la que controla el flujo de gas que va al quemador, y se abre y cierra automáticamente en función de la demanda de calefacción.
En lo tocante a las válvulas de seguridad, estas están diseñadas para liberar la presión excesiva que puede acumularse en la caldera y que puede poner en peligro el sistema de calefacción.
Al liberar parte del vapor o fluido, reduce la presión hasta alcanzar niveles seguros.
Es la encargada de impulsar el agua a través del intercambiador de calor y del sistema de distribución del agua por todo el circuito de calefacción de la vivienda, como pueden ser los radiadores o el suelo radiante[1] .
De esta manera logra mantener el flujo constante de agua en el circuito cerrado.
El ventilador es necesario para extraer los gases de combustión hacia el exterior de la cámara estanca, así como para introducir aire desde el exterior para facilitar la combustión.
Gracias a su acción, la caldera de gas puede mantener una combustión adecuada y segura.
Esta parte de la caldera de gas es muy importante, ya que absorbe el aumento del volumen de agua que podría afectar a las tuberías.
Gracias al vaso de expansión se evitan sobrepresiones y se mantiene el equilibrio en el circuito.
Expulsa los gases de combustión al exterior de manera segura de acuerdo con la normativa de chimeneas en viviendas ofreciendo una ventilación adecuada que ayuda a prevenir la acumulación de gases nocivos.
Además, ayudan a disminuir la pérdida de calor y algunas chimeneas cuentan con un sensor de tiro. Se trata de un sistema de seguridad que, en caso de una evacuación inadecuada de los gases de combustión puede detener el funcionamiento de la caldera.
Suele instalarse cuando las calderas tienen conductos complejos y/o largos para la expulsión de los gases.
Por último, el panel de control centraliza la gestión de la caldera y arroja toda la información que necesitas conocer como la temperatura, la presión y otros parámetros operativos.
Actualmente, muchos paneles pueden integrarse con sistemas de control remoto a través de todo tipo de dispositivos móviles, lo que, por otra parte, te permite incorporarlos en un sistema de domótica centralizado para la gestión energética integral de tu vivienda.
Una caldera doméstica quema gas natural, o dependiendo de la instalación gas butano o gas propano, para generar calor que se usa para calentar agua.
La combustión se produce cuando el gas se combina con el oxígeno del aire y un sistema de encendido produce una llama controlada.
El calor obtenido se utiliza para calentar el agua del circuito en el intercambiador de calor y se distribuye por acción de la bomba de circulación por el sistema de distribución cerrado de una vivienda. Puede ser mediante radiadores, suelo radiante, fancoils o ventiloconvectores, etc.
Una caldera doméstica de gas natural de condensación aprovecha el calor producido por la combustión y el calor latente de los gases de escape, por lo que aprovechan mucho más la energía que las calderas atmosféricas.
Los gases fruto de la combustión son expulsados al exterior a través de los conductos de evacuación de manera segura.
Mediante el sistema de control la caldera regula la presión y temperatura del agua caliente, ajustando la llama del quemador según las necesidades del sistema de calefacción.
Para potenciar el ahorro de energía con una caldera de gas natural puedes recurrir a dos elementos:
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