¿Cómo funciona la calefacción central?

¿Cómo funciona la calefacción central? Tanto si tienes este sistema de calefacción como si estás pensando en instalarlo, este artículo te interesa. 

Te explicamos cómo funciona, qué son los repartidores de costes de calefacción y, algo muy práctico, cómo usar la calefacción central para obtener un mayor rendimiento.

¿Cómo llega la calefacción a tu vivienda?

La calefacción central o centralizada de gas suele proporcionar también ACS -Agua Caliente Sanitaria-. Para generar la energía necesaria una o más calderas producen, por combustión del gas, el calor en dos circuitos de distribución separados: el de la calefacción y el del ACS. 

El número de calderas de un inmueble depende del tamaño del edificio y de los servicios del mismo. 

La potencia térmica total necesaria se selecciona en función de las condiciones exteriores más severas. El resultado de este cálculo provoca que la mayor parte del año haya un exceso de potencia disponible porque las temperaturas exteriores suelen ser superiores a las pautadas.

El corazón de un sistema de calefacción central consta de 3 elementos: 

1. El quemador: realiza la combustión.

2. La caldera: los gases a alta temperatura que se producen transmiten su calor al agua que pasa por ella. 

3. La chimenea: expulsa los gases resultantes de la combustión. 

La normativa de calefacciones comunitarias se rige por el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios o RITE.

¿Cómo se distribuye la calefacción central? 

La distribución de la calefacción central parte de los colectores de la sala de calderas. En estas tuberías de gran diámetro se insertan los circuitos de la instalación. 

Siguiendo la normativa, desde 1981 es obligatorio que cada vivienda disponga de su propia llave de corte que debe situarse en el exterior de la misma. Por esta razón, las redes de distribución discurren por las zonas comunes hasta los patinillos de instalaciones en las cajas de escaleras. 

¿Cómo funciona la calefacción central en el interior de tu vivienda? 

Cada vivienda recibe dos tuberías: la de impulsión y la de retorno. Las distribuciones hasta los radiadores pueden ser: 

• Monotubo o instalación en serie: el agua caliente pasa de un radiador a otro por lo que cada uno trabaja a diferente temperatura. No es el mejor sistema de propagación del calor ya que es complicado equilibrar la temperatura adecuadamente. Puede ocurrir que los radiadores más alejados de la entrada del suministro no lleguen a una temperatura confortable. 

• Bitubo o instalación en paralelo: en este caso el radiador consta de dos tuberías que recorren la vivienda. Todos los radiadores consiguen la misma temperatura al mismo tiempo porque gracias a este sistema el calor se reparte de manera uniforme.

Como puedes observar, la gestión de la temperatura de manera independiente constituye uno de los grandes inconvenientes de la calefacción central vs la calefacción individual. 

Todas las viviendas se calientan a la misma temperatura en las mismas franjas horarias, por lo que no puedes elegir un horario adaptado a tus hábitos. Tampoco tienes la posibilidad de zonificar tu temperatura, a no ser que desconectes directamente los radiadores. 

En ese sentido y para mejorar el rendimiento energético, el Real Decreto 736/2020, de 4 de agosto, establece a través de la Directiva 2012/27/UE, la obligatoriedad de que las instalaciones de gas colectivas cuenten con contadores individuales. 

Aunque, en realidad, esta norma indica que la instalación de estos contadores solo es obligatoria si es viable por las características de la instalación y si compensa económicamente. Se calcula que la medida afecta a casi 2 millones de viviendas en España.

Vamos a ver en qué consisten y las ventajas que nos pueden ofrecer estos contadores individuales.