
El término de potencia equivale al coste que deben pagar los consumidores por la potencia eléctrica que tienen contratada en su instalación.
El transformador eléctrico es un elemento necesario para poder consumir energía eléctrica. Se basa en la ley de inducción electromagnética y tiene diferentes aplicaciones de las que te vamos a hablar en este artículo.
Un transformador eléctrico es una máquina que permite reducir o aumentar la tensión eléctrica de un circuito cambiando el nivel de voltaje, pero conservando la misma frecuencia.
Gracias a esa transformación, desarrollada por Michael Faraday en 1831 y basada en la Ley de inducción electromagnética, la energía generada puede ser transportada en una red eléctrica con un mínimo de pérdidas desde la producción al consumidor final.
Independientemente de los tipos –de los que hablaremos más adelante–, todos ellos comparten las mismas características:
La frecuencia de entrada y de salida no varía.
La transferencia de energía se lleva a cabo gracias al flujo electromagnético.
No se pierde prácticamente nada de energía en el proceso.
Estas máquinas reversibles pueden por un lado alimentarse de Alta Tensión –AT– para funcionar como reductor de tensión eléctrica y por el otro, alimentarse de Baja Tensión –BT– y proceder como elevador.
La potencia de la red eléctrica se transmite a través del transformador, que modifica la relación de corriente y tensión gracias a que está formado por:
Una bobina primaria o devanado primario.
Un núcleo transformador.
Una bobina secundaria o devanado secundario.
Al aplicar una fuerza electromotriz o tensión eléctrica en el devanado primario se origina un flujo magnético en el núcleo que viaja de la bobina primaria a la secundaria. Esto origina una fuerza electromagnética en el devanado secundario que permite transformar tensiones alternas sin modificar la frecuencia.
Aunque son elementos universales e indispensables en las instalaciones eléctricas, te señalamos 3 usos esenciales:
Transportar eficientemente la electricidad.
Proteger la maquinaria eléctrica controlando los pulsos de energía de los equipos.
Generar altos voltajes que permiten mover grandes máquinas.
Puedes comprobar estas y otras aplicaciones en el siguiente apartado.
Considerando su funcionamiento, podemos hablar de los 9 tipos de transformadores eléctricos más significativos:
De potencial.
Elevadores, reductores y variables.
De aislamiento.
De impedancia.
Estabilizador de tensión.
Con diodo dividido.
De pulsos.
Electrónicos.
Autotransformadores.
Te hablamos un poco más de ellos sin más demora.
Permiten transportar electricidad a lo largo de grandes distancias reduciendo las pérdidas de energía y pueden ser monofásicos o trifásicos.
Como su nombre indica, los transformadores elevadores aumentan el bajo voltaje primario. Se utilizan en inversores eléctricos y en estabilizadores.
Son necesarios junto con los reductores para el transporte de la energía desde la producción hasta tu vivienda.
Por un lado, los elevadores aumentan el voltaje de salida en relación al voltaje de entrada. Y por el otro, los reductores bajan la tensión para adecuarla a la media o baja tensión requerida por los consumidores finales.
Los transformadores variables, a su vez, modifican la tensión de salida según la necesidad.
Se utilizan como medida de seguridad en una instalación al crear un aislamiento galvánico. Por ello, se emplean para proteger a las personas frente a descargas eléctricas o como fuente de energía para ordenadores, equipos médicos u otros equipos considerados sensibles y conectados directamente a la red eléctrica.
Son los encargados de adaptar la impedancia de entrada a una de salida como pueden ser antenas y líneas de transmisión, para recibir por ejemplo la señal de la televisión.
Protegen los equipos de las sobrecargas asegurándose de que la tensión no supere el valor nominal.
Permiten que se proporcione una tensión continua. Están formados por varios diodos pequeños repartidos por el bobinado y que se conectan en serie, así cada diodo solo soporta una tensión inversa relativamente baja.
Son elementos de rápida respuesta que se suelen emplear para transferir impulsos a sistemas de control.
Elevan la frecuencia de la corriente eléctrica que alimenta al transformador lo que facilita que su tamaño sea reducido. Pueden formar parte de circuitos de fuente conmutada que mantienen la tensión de salida.
Se trata de un tipo especial que para cada fase cuenta únicamente con un devanado que hace de primario y de secundario. Este hecho hace que tenga menos pérdidas y mejore su rendimiento.
Se utilizan para aumentar o disminuir la tensión en instalaciones que no precisen de aislamiento de red.
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El término de potencia equivale al coste que deben pagar los consumidores por la potencia eléctrica que tienen contratada en su instalación.
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